Tiempo de AdvientoAutor: Padre
Julio Cesar Gonzalez Carretti OCD
El Adviento, como tiempo litúrgico, es tiempo de esperanza. Decimos tiempo de
que se cumplan las promesas hechas a Israel en relación al Mesías que había de
venir. Es el tiempo que abre el Año litúrgico para así comenzar a celebrar el
gran misterio de nuestra fe: Dios con nosotros. Durante el año celebraremos su
misterio Pascual, hecho de entrega de su vida para rescatar, del pecado y de la
muerte, al género humano. La Cruz gloriosa y la Resurrección se convierten en
caminos de vida que el cristiano de recorrer para que su condición sea tal:
revivir este misterio de muerte y de vida nueva.
El Adviento nos sitúa en los comienzos de nuestra redención. Hay un volver la
mirada, no hacia atrás, sino un recordar las promesas efectuadas por Dios por
boca de sus profetas que se cumplen hoy y sus frutos nos encaminan hacia el
futuro. Ese estar Dios con nosotros nos genera todo un dinamismo de conversión a
los valores del reino: la justicia, la verdad, el amor y la paz.
Los modelos que encarnaron el proyecto de Dios en sus vidas que el Adviento nos
presenta son el profeta Isaías, Juan el Bautista, María Santísima y San José.
Ellos acogieron el plan de salvación que desde toda la eternidad Dios tenía para
el hombre: que consiste en devolverle al creyente su dignidad de hijo de Dios en
Cristo Jesús, pérdida por el pecado de Adán. Es el amor de Dios Trinidad, quien
elige al propio hombre para ser santo e inmaculado en el amor (cfr. Ef. 1,4).
¿Cómo? Configurándose al Hijo amado podremos presentarnos puros e irreprensibles
en el amor ante Dios Padre (cfr. Rm. 8, 29). La santidad es la meta, Cristo
Jesús, camino verdad y vida de ese mismo destino.