XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

San Lucas 12, 49-53. No he venido a traer la paz, sino la división.

Autor: Regnum Christi

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Evangelio


Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega!

¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.

Meditación


Jesús ha venido a traer fuego a la tierra. El fuego, en la Sagrada Escritura simboliza al Espíritu Santo que transforma lo que toca. Pero no seremos calentados por este fuego si no nos dejamos quemar por él. Es necesario primero apartar el alma del frío del egoísmo para quedar entonces sí tocados por el Amor de Dios que es el Espíritu Santo.

Al Espíritu Santo se le llama Consolador, Abogado, Paráclito. Sí, el Espíritu Santo es fuego, es luz, es asistencia. Es el Espíritu de Amor que anima y santifica la Iglesia. Este Santo Espíritu actúa en nosotros por medio de los sacramentos, y de sus dones. Es también nuestro Maestro en la oración.

Nuestro Señor se expresa así en el Evangelio de hoy: “…¡cómo me angustio mientras llega!” Acojamos la invitación del Señor, para que el Espíritu Santo encienda nuestro corazón con sus dones y lancémonos bajo su guía al apostolado, confiados en que Él nos concede una fuerza especial para dar testimonio de la fe cristiana.

Reflexión apostólica


Vivamos más abiertos a los dones del Espíritu Santo, para tener las disposiciones que nos hagan más dóciles a las inspiraciones divinas.

Propósito


Repetir con frecuencia el día de hoy: “Espíritu Santo, ¡ilumíname!”