Lucas 21, 34-36:
La seguridad del cristianoAutor: Regnum Christi
Fuente: Regnum Christi Para suscribirse
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según Lucas 21, 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -"Tened
cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la
vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre
todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza
para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del
hombre".
Meditación:
En las dificultades de la vida, el creyente va al encuentro del Señor. Si
queremos ser fieles hasta el día del juicio, primero debemos pedir el don de la
vigilancia y vigilar con la oración. Éste es el medio que Jesús nos ofrece para
resistir en la prueba y prepararnos para la plena instauración del reino de
Dios.
Las advertencias de Jesús son muy severas y están cargadas de tensión. El Señor
quiere ofrecernos la posibilidad de llevar una vida serena, pero con la
esperanza firme de que llegará el día del Señor. En ese día nos pedirá que
comparezcamos ante Él y le presentemos los frutos producidos con los talentos
que Él nos regaló.
Ese día, si hemos sido fieles, podremos decir a Dios Padre: "Aquí estoy, Señor,
no me he dejado atrapar por las ataduras del mal, me he mantenido alejado, para
poderlas evitar como una liebre evita la trampa. Comparezco ante ti como imagen
de tu Hijo Jesucristo. Él me ganó la redención de mis pecados con su cruz y
resurrección, y yo he luchado por responder a tanto amor. A ejemplo suyo, te
ofrezco, mi Dios y Señor, mi obediencia hasta la muerte. Ten misericordia de mí,
y acógeme cerca de tu Hijo".
Oración:
Señor Jesucristo, te amo y te reconozco como mi Señor y mi Salvador. A ti me
someto, con el deseo de que tu Espíritu me guíe en todo y para todo. Haz de mí
una criatura nueva, que busque en todas las cosas la gloria del Padre y que
cumpla con perfección la ley de la caridad.
Propósito:
Aceptando la invitación de Jesús, trataré de buscar en mi vida cotidiana las
cosas esenciales y verdaderamente importantes para la vida espiritual, y
mostraré con mis actos que espero activamente la venida de Jesucristo.