San Lucas 1, 39-48:
Podemos reflejar el amor de Cristo.

Autor: Regnum Christi

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Evangelio

 

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó
en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.

Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi esptritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”.

Meditación

El evangelista San Lucas que nos habla de que María se puso en camino hacia la aldea de Judea donde vivía Isabel. ¿Qué fue lo que impulsó a María a afrontar aquel viaje y a pasar los primeros tres meses de su embarazo al servicio de su prima? Sin duda, la caridad.

Jesús acababa de comenzar a formarse en el seno de María, y su prersencia le infundía generosidad para salir al encuentro del prójimo. El corazón de María fue penetrado por la fuerza del amor y del servicio. Por eso, puso las necesidades de su prima antes que las propias.

Todo gesto de amor genuino, incluso el más pequeño, contiene en sí un destello del amor infinito de Dios. Cualquier detalle de atención: compartir las necesidades de los demás, escuchar a un amigo necesitado, hablar bien de alguien…hasta los más mínimos detalles, se hacen reflejo de Dios si están animados por el amor a Él.

Reflexión apostólica

Que María nos obtenga el don de saber amar como ella supo hacerlo. Seamos cristianos que se distingan por la caridad para con todos. Comencemos por los pequeños detalles de servicio sencillo y desinteresado.

Propósito

Distinguirme hoy por el servicio a los demás. Estar alerta y atento para servir. Adelantarme a las necesidades de los demás. Ofrecerme a ayudar antes de que me lo pidan.