San Mateo 5, 27-32:
Todo el que mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón.

Autor: Regnum Christi

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Evangelio

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 27-32: Todo el que mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No cometerás adulterio; pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo.

También se dijo antes: El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de divorcio; pero yo les digo que el que se divorcia, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio, y el que se casa con una divorciada comete adulterio”.

Meditación

Dios es la fuente del amor. En Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo hay una comunión de amor. Y aunque Dios nos expresa su amor en la creación, la revelación plena del amor es Cristo que se encarna por nosotros, que es Amigo fiel, Compañero, Padre, etc.

Él tiene sed de amar y de ser amado por todos nosotros. Nos llama a aprender a amar a los otros como Él. Aprender a amar es un camino que requiere un aprendizaje laborioso, pero en él contamos con Cristo que nos da ejemplo y nos sostiene. Y porque contamos con su ayuda, nos invita incluso a dar la propia vida por los demás, apoyados en el amor que Él nos tiene.

Un campo en el que podemos practicar la caridad es el de nuestras relaciones con los demás, sobre todo en la familia, en el trabajo, en la escuela. En esos ámbitos, nuestra principal tarea es la de ser testigos de la caridad. Dios no nos llama a disecar el corazón, sino a atrevernos a amar como Él, a no desear más que un amor fuerte y hermoso, puro, constante, capaz de hacer de toda nuestra vida una gozosa entrega a Dios y a los otros, principalmente en la propia familia.

Reflexión apostólica

Todos podemos llegar al grado de caridad que Dios nos pide, pero es indispensable la gracia divina. La escuela del amor por excelencia es la Eucaristía. Cuando se participa regularmente en ella o se pasa tiempo con Jesús eucarístico es más fácil comprender lo ancho, lo largo, lo alto y profundo de su amor que supera nuestros esquemas humanos.

Busquemos participar diariamente en la celebración eucarística, recibiendo la comunión sacramental cada día, si no es posible, al menos espiritualmente, esto nos ayudará a ser compresivos con los demás, especialmente con aquella persona con la que más nos cueste serlo.

Propósito

Celebrar el 60º Aniversario de la Erección Canónica de la Legión de Cristo haciendo una oración especial para que todos los miembros del Movimiento Regnum Christi nos mantengamos fieles al carisma recibido.