San Mateo 13, 31-35:
El grano de mostaza se convierte en un arbusto y los pájaros hacen su nido en las ramas.

Autor: Regnum Christi

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Evangelio

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 31-35

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre: “El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en su huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas”.

Les dijo también otra parábola: ‘El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar”.

Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas, anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.


Meditación

Podemos comparar los primeros años del cristianismo con la semilla de mostaza. Los cristianos eran una pequeñísima minoría, eran como un grano de mostaza que comenzaba a crecer, rodeado de mil dificultades. Pero debemos aprender de esas generaciones, de cómo se fueron multiplicando anunciando a los demás el Evangelio.

¿Cómo haremos para que en nuestros días la fe se siga extendiendo y propagando? ¿Cómo lograr que la pequeña semilla de nuestra fe dé frutos grandes en nuestra existencia? Volvamos la mirada a los primeros cristianos, que como levadura, fueron transformando poco a poco la sociedad, extendiéndose entre las familias, amigos, compañeros, transmitiendo la fe de persona a persona, de padres a hijos. De manera que vivir la fe, es compartir la propia fe. Cada cristiano ha de ser un apóstol, porque la fuerza de la fe, cuando es auténtica, es incontenible.

Otro medio que hará crecer nuestra fe, como la semilla de mostaza, es la caridad. La esencia del cristianismo es el amor. Vivir la caridad de Cristo es nuestra gran tarea en el mundo. Pregúntate si te has propuesto ya lograr que el amor de Cristo sea una realidad cada vez más presente en el mundo y entre las personas. ¿Cómo vives tú el mandato de la caridad?

Concluye tu oración renovando tu celo apostólico, de vivir como los primeros cristianos, con autenticidad y fervor, practicando la caridad con los que te rodean. De este modo tu fe crecerá como levadura en tu corazón y podrás transmitirla a los demás.

Reflexión apostólica

¿Por qué no proponernos ser “fermento”, “levadura”, “mostaza”, entre los demás? En el trabajo, en el hogar, en todas partes, distingámonos por la entrega a los demás, por la mansedumbre, la bondad, el servicio, la comprensión, en una palabra, por vivir la caridad evangélica.

Propósito

El día de hoy descubrir y servir a Cristo en los demás