San Mateo 23, 27-32:
¡Ay de ustedes!Autor: Regnum Christi
Fuente: Regnum Christi Para suscribirse
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 27-32
En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: “¡Ay de ustedes,
escribas y fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados,
que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos y
podredumbre! Así también ustedes: por fuera parecen justos, pero por dentro
están llenos de hipocresía y de maldad.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les construyen sepulcros
a los profetas y adornan las tumbas de los justos, y dicen: ‘Si hubiéramos
vivido en tiempo de nuestros padres, nosotros no habríamos sido cómplices de
ellos en el asesinato de los profetas’! Con esto ustedes están reconociendo que
son hijos de los asesinos de los profetas. ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus
padres comenzaron!”.
Meditación
El evangelista hoy nos comunica las dos últimas de las siete maldiciones con las
que Jesús denuncia la hipocresía de los jefes del pueblo judío. La sexta
confronta apariencia y realidad, y la séptima es la denuncia de la herencia de
la crueldad y espíritu sanguinario de sus padres.
No quiero merecer, Señor, al final de mi vida, el título de “sepulcro
blanqueado” que Tú me puedas dar. De las siete maldiciones que lanzas a la
hipocresía, Señor, esta sexta cala directamente mi ser: su fachada y su
interioridad. Y puedo recorrer con el pensamiento los cementerios y darme cuenta
exacta de lo que me estás exponiendo, y ¡tiemblo ante la posibilidad! Por ello
me tengo que hacer la pregunta que he de responder con la luz del Espíritu Santo
iluminando la sinceridad: ¿Cómo estoy viviendo?: Adornando mi aspecto o
cultivando, de acuerdo al Evangelio, mi intimidad.
El día de hoy, Señor, me haces sentir la urgencia de verme en el espejo de la
verdad y proceder a erradicar, aunque cueste, aquello que la esté falseando. Si
no en todo, es un hecho que en algunas cosas puedo estar buscando la apariencia
y haciendo de ella motivo de seguridad y de vanidad. Y quizás si no me lo
adviertes, Señor, no me percato de la injusticia en la que vivo y de la mentira
que un día me va a acusar. Injusticia por estar ignorando la gracia que me
mereciste, Señor, y por lo tanto toda esa capacidad de bien y de verdad que
puedo vivir y compartir. Y mentira por el empeño que pongo, no en ser, sino en
parecer.
Reflexión apostólica
El apóstol no maquilla su vida, sino que con naturalidad hace patente y
atrayente a los demás la riqueza de una interioridad.
Propósito
Enriquecer mi interioridad.