San Lucas 9,7-9:
Encontrarnos con CristoAutor: Regnum Christi
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Evangelio: San Lucas 9,7-9:
En aquel tiempo, el rey Herodes se enteró de todos los prodigios que
Jesús hacía y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había
resucitado; otros, que había regresado Elías, y otros, que había vuelto a la
vida uno de los antiguos profetas. Pero Herodes decía: "A Juan yo lo mandé
decapitar. ¿Quién será, pues, este del que oigo semejantes cosas?". Y tenía
curiosidad de ver a Jesús.
Meditación
Herodes Antipas, heredó con el título de tetrarca las provincias de
Galilea y de Perea, cuando murió su padre Herodes el Grande. Ejecutó a Juan el
Bautista y le sorprendía todo lo que se decía sobre Jesús y lo quería conocer.
Seguramente lo que llevaba a Herodes a interesarse por Jesús era simple
curiosidad y no una verdadera necesidad. Cada quien en su búsqueda de Dios tiene
un motivo diferente que condiciona el tipo de respuesta que le dará. La de
Herodes fue de desprecio y burla (Lc 23,11). ¿Yo deseo verlo? ¿Busco verlo? ¿Sé
para qué? ¿Cuál es mi respuesta? ¿Lo busco tal vez porque como Herodes, espero
"presenciar algún milagro realizado por Él"? (Lc 23,8). ¿Por qué no buscarlo
para conocerlo, amarlo, imitarlo y para tratar, dentro de nuestras limitadas
posibilidades, de conocer su voluntad y darle gusto cumpliéndola? Si Herodes
había ofendido gravemente a Dios al decapitar al Bautista, ¿cómo podía pretender
ver a Jesús, teniendo esto en la conciencia? Muchas veces, Tú lo sabes, Señor,
tengo un verdadero deseo de encontrarme contigo, quiero saber más de ti,
escuchar lo que el sacerdote me pueda decir en cada plática y meditación. Pero
he constatado que no es sino hasta la reconciliación, cuando descargo en ti,
Jesucristo, mi conciencia, que puedo hacer la experiencia de tu persona, y con
la fe y el apoyo del Espíritu Santo, verte con los ojos del alma en la
Eucaristía, de rodillas ante el Sagrario.
Reflexión apostólica:
El apóstol comunica a sus hermanos los hombres la experiencia que él
tiene de Jesucristo: les hace ver la cercanía del Señor, su amor y su
misericordia con el pecador y la posibilidad de verlo por la gracia y la fe, con
los ojos del alma.
Propósito:
No fallaré al buscar a Dios en la oración.