I Domingo de Adviento, Ciclo B
San Marcos 13,33-37:
Estemos preparados

Autor: Regnum Christi

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Evangelio: San Marcos 13,33-37

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomiendo a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va regresar el dueño de la casa: si al anochecer, al medio día, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo a todos: permanezcan alerta”.

Meditación

Recordemos junto con el texto de este día, aquel pasaje donde nos dice el Señor: “De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada”. Esto no indica que Dios obra de modo indiscriminado. Tampoco significa que Dios no se fija en las personas. Para comprender el mensaje de la palabra de Dios debemos siempre ir más allá de la simple lectura y buscar una comprensión más profunda, tratando de descubrir qué nos quiere enseñar Dios con lo que se nos dice. Fijémonos ahora en Noé. La gente en su tiempo comía, bebía y se casaba. Pero como él agradaba a Dios fue advertido del diluvio y estuvo preparado cuando llegó. Como a Noé, Dios también quiere preparar nuestro corazón para su venida. Por eso debemos estar vigilantes, a la escucha del Espíritu Santo en nuestra alma. Pidámosle a Él que nos inspire siempre lo que debemos pensar, lo que debemos decir, lo que debemos callar, lo que debemos hacer, cómo debemos obrar para cumplir con su voluntad. No hay vida cristiana auténtica si no vivimos atentos y vigilantes a la acción del Espíritu Santo en nuestras almas. Dejarse guiar por el Espíritu Santo, por su soplo divino, ha de ser un programa de vida para todo cristiano.

Reflexión apostólica:

El Espíritu Santo es el guía y el artífice de nuestra santificación y fecundidad apostólica. Imitemos el ejemplo que nos da Noé de docilidad a las indicaciones de Dios, de obediencia a las inspiraciones del Espíritu Santo. De esta manera estaremos preparados para recibirle en su venida, en este Adviento, en la Navidad y en el momento de nuestro encuentro definitivo con Dios en el cielo.

Propósito:

Estar atento a la voz del Espíritu Santo en mi interior y seguirla con fidelidad.