San Marcos 8,14-21:
Cuidarse de la levadura

Autor: Regnum Christi

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Evangelio: San Marcos 8,14-21:

En aquel tiempo, cuando los discípulos iban con Jesús en la barca, se dieron cuenta de que se les había olvidado llevar pan; sólo tenían uno. Jesús les hizo esta advertencia: "Fíjense bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes". Entonces ellos comentaban entre sí: "Es que no tenemos panes". Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo: "¿Por qué están comentando que no trajeron panes? ¿Todavía no entienden ni acaban de comprender? ¿Tan embotada está su mente? ¿Para qué tienen ustedes ojos, si no ven, y oídos, si no oyen? ¿No recuerdan cuántos canastos de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres?". Ellos le contestaron: "Doce". Y añadió: "¿Y cuántos canastos de sobras recogieron cuando repartí siete panes entre cuatro mil?". Le respondieron: "Siete". Entonces Él dijo: "¿Y todavía no acaban de comprender?".

Oración introductoria:

Jesús, ayúdame a darme cuenta de que tú me amas tanto que quieres hablar conmigo, que quieres estar conmigo, que quieres transformar mi corazón haciéndolo más como el tuyo. (cf. Carta del P. Álvaro Corcuera L.C., Acompañando a Cristo Rey en la oración).

Petición:

Señor, ayúdame a buscar la santidad en mi estado de vida y en medio de las responsabilidades personales, familiares y profesionales.

Meditación:

Este evangelio nos llama a darnos cuenta de nuestra llamada a la santidad. Sólo si somos santos seremos esa levadura en medio del mundo. Los santos y las santas han sido siempre fuente y origen de renovación en las circunstancias más difíciles de toda la historia. Hoy tenemos una gran necesidad de santos, de hombres y mujeres que, en la vida y actividades de cada jornada, trabajen incansablemente por el Reino de Dios. ¿Estoy buscando de veras ser santo? La santidad de vida es el secreto de la laboriosidad apostólica y del ímpetu misionero. Sólo si somos santos podremos transformar el mundo. Jesús nos advierte que necesitamos de la vigilancia activa y de la lucha contra el pecado. El Señor nos dice: "Cuídense…". Es decir, Jesús sabe que la vida cristiana no es fácil. Nos enseña a ver las cosas con realismo y a afrontar nuestra vida espiritual con prudencia y paciencia. Fomentemos una vigilancia interior del corazón para cuidar nuestra fe y rechazar todo lo que se oponga a ella.

Reflexión apostólica:

Todos nuestros esfuerzos y trabajos apostólicos tendrán valor si están respaldados por una vida santa, es decir, llena de oración, obediencia y caridad.

Propósito:

Buscaré adquirir aquellas virtudes que me hagan ser fermento cristiano entre quienes me rodean.

Diálogo con Cristo:

Jesús, ayúdame a tomar conciencia del tesoro de mi propio compromiso bautismal, que conlleva la vocación a la santidad de vida y la entrega al apostolado.