San Juan 3,1-8:
El que no nace del agua y del EspírituAutor: Regnum Christi
Fuente: Regnum Christi Para suscribirse
Evangelio: San Juan 3,1-8:
Había un fariseo llamado Nicodemo, hombre principal entre los
judíos, que fue de noche a ver a Jesús y le dijo: “Maestro, sabemos que has
venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer las señales
milagrosas que tú haces, si Dios no está con él”. Jesús le contestó: “Yo te
aseguro que quien no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios”. Nicodemo
le preguntó: “¿Cómo puede nacer un hombre siendo ya viejo? ¿Acaso puede, por
segunda vez, entrar en el vientre de su madre y volver a nacer?”. Le respondió
Jesús: “Yo te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede
entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne, es carne; lo que nace del
Espíritu, es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: ‘Tienen que renacer
de lo alto’. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de
dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu”.
Oración introductoria:
Espíritu Santo, ayúdame a renacer cada día en el alma. Ayúdame a dejarme
iluminar por Tti, no importa donde me lleves, porque Tú eres el artífice de mi
santificación.
Petición:
Espíritu Santo, fuente de luz, ilumíname.
Meditación:
En el bautismo empieza realmente una nueva vida, sostenida por el
Espíritu Santo. Nuestro bautismo es el comienzo de la vida eterna, de esa vida
que nos llega del ser amados por la Vida. ¡Gracias Señor por el don de mi
bautismo! “El Dios misterioso no es una soledad infinita; es un acontecimiento
de amor” (Benedicto XVI, 3 de junio de 2006). Redescubramos al Espíritu Santo
como el “alma”, como el respiro vital de nuestra vida cristiana. Para esto es
importante que cada uno lo conozca, entre en relación con Él y se deje guiar por
Él. ¿Quién es para mí el Espíritu Santo? ¿Lo acojo como guía del alma y como
Maestro interior? Veamos la calidad de nuestra fe en el Espíritu Santo. Volvamos
a encontrarla, si se ha extraviado. Afiancémosla, si se nos ha debilitado.
Gustemos de la compañía del Hijo, gracias precisamente a la obra indispensable
del Espíritu Santo. Sólo si tenemos una gran amistad con el Espíritu Santo, la
tendremos también con Jesús.
Reflexión apostólica:
El Espíritu Santo es el que forja las personalidades cristianas maduras,
pero para hacerlo requiere de nuestra colaboración; necesita que le dejemos
modelarnos, que sigamos sus inspiraciones. Por eso el Regnum Christi nos invita
a vivir abiertos a la acción poderosa del Santo Espíritu y a incrementar en
nuestras vidas la fe y la docilidad a su acción, porque sólo Él puede hacer de
cada uno un verdadero santo y un apóstol de Jesucristo.
Propósito:
Estar atento a la voz del Espíritu Santo en mi alma y seguir sus
inspiraciones.
Diálogo con Cristo:
Espíritu Santo, dame tu gracia para poder escuchar tus inspiraciones y
para poder seguirlas; porque a veces las escucho, pero no las sigo. Perdona mi
sordera y ayúdame a caminar siempre por el sendero de la voluntad del Padre, y a
obedecerte con la misma docilidad de nuestro Señor Jesucristo.
«El Espíritu Santo, con su acción incansable, les ofrecerá pistas que seguir,
caminos que recorrer para parecerse más a Cristo» (Cristo al centro, n. 831).