San Juan 6,30-35:
No fue Moisés, sino mi Padre

Autor: Regnum Christi

Fuente: Regnum Christi       Para suscribirse   

 

Evangelio: San Juan 6,30-35:

En aquel tiempo, la gente le pregunto a Jesús: “¿Qué señal vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo”. Jesús les respondió: “Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo”. Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”. Jesús les contestó: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed”.

Oración introductoria:

Te amo Señor; creo firmemente que estás presente en el Santísimo Sacramento del altar. Creo que te has quedado con nosotros hasta el final de los tiempos. Me uno a ti, recordando tantos Sagrarios en los que, estando Tú ahí presente, nadie te visita.

Petición:

Dame tu gracia Jesús, e ilumíname a través de tu Sagrada Escritura.

Meditación:

Jesús nos da una señal para que creamos en Él. Nos da su Eucaristía. En ella se hace presente sobre la tierra con el cuerpo que había recibido de su Madre, la Virgen María; con ese cuerpo que fue martirizado sobre la cruz y con ese cuerpo glorioso de Resucitado. Ésta es la gran señal que Jesús nos da para que creamos en Él: porque nos ama hasta el extremo, se ha quedado con nosotros. “Jesús llama a la puerta de nuestro corazón y nos pide entrar no sólo por un día, sino para siempre” (Benedicto XVI, 7 de junio de 2007). ¿Creemos en este amor loco de Jesús por nosotros? Actuemos nuestra fe y amor, cada vez que nos encontremos delante del Santísimo Sacramento. No permitamos que la rutina, la inconsciencia o la superficialidad erosionen nuestra fe. Manifestémosle a Jesús, con detalles externos, que creemos en su presencia en las especies del pan y del vino. Que nuestras genuflexiones, posturas y comportamientos den muestras del gran amor que le tenemos. Pidamos al Espíritu Santo que nos incremente la fe. Esta virtud nos fue dada por Dios el día de nuestro bautismo, pero requiere nuestra colaboración para irse desarrollando.

Reflexión apostólica:

El apostolado de un miembro del Regnum Christi ha de buscar cauces para colaborar de manera más efectiva en la misión de la Iglesia. Un cauce puede ser apoyar en la acción evangelizadora de la propia parroquia, aportando el tiempo, la formación, los talentos, la propia iniciativa. ¿Por qué no nos ofrecemos hoy mismo a colaborar de manera activa y entusiasta en las actividades de la comunidad parroquial?

Propósito:

Vivir imitando a Jesucristo Eucaristía en su capacidad de donación a los demás.

Diálogo con Cristo:

Señor, con cuánta prontitud me dedico a mis cosas, y con qué facilidad encuentro excusas para no participar de manera más llena en el apostolado. Te pido que hagas de mí un apóstol convencido, un apóstol eficaz al estilo del Regnum Christi, porque son muchas las almas que esperan tu mensaje, porque el mundo es grande y tú puedes hacer milagros con un poco de mi generosidad.

«Para el cristiano, conocer en profundidad a Cristo es vivir en el amor, vivir para el amor, vivir de amor» (Cristo al centro, n. 544).