San Juan 15,18-21:
Yo los he separado del mundoAutor: Regnum Christi
Fuente: Regnum Christi Para suscribirse
Evangelio: San Juan 15,18-21:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia,
sepan que me han odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo
los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues
al elegirlos, yo los he separado del mundo. Acuérdense de lo que les dije: ‘El
siervo no es superior a su señor’. Si a mí me han perseguido, también a ustedes
los perseguirán, y el caso que han hecho de mis palabras lo harán de las de
ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues no conocen a aquel que
me envió”.
Oración introductoria:
Señor, tú permites todo para crecer en el amor y la santidad. Ayúdame a
descubrir en las dificultades una oportunidad para afianzar mi vida en Ti. Me
pongo en tu presencia e inicio esta oración haciendo la señal de la cruz para
decirte que creo en Ti, que te amo y que confío en Ti y en tu misericordia.
Petición:
Señor, enséñame que el camino de la cruz es el camino del amor y que
sufrir no es malo cuando se ama.
Meditación:
“Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán”. Jesús
nos advierte que no debemos sorprendernos de la presencia de la cruz o de la
persecución. Para el cristiano la cruz no es algo opcional. Cristo sigue
asociando a la redención hombres y mujeres dispuestos a tomar la cruz y a
seguirle. Lo mismo que los grandes santos como Francisco de Asís, Maximiliano
Kolbe, la madre Teresa de Calcuta... estamos invitados a abrazar nuestra cruz
por amor, aceptando las dificultades con Jesús y por Jesús. Si vivimos así, los
pequeños o grandes sufrimientos que tengamos nos harán más dignos de Cristo.
Contemplemos con frecuencia el rostro de Cristo crucificado. Penetremos en el
abismo de su dolor y descubramos en el madero de la cruz la prueba del amor
ilimitado de Dios. Es ahí, en la cruz, donde se manifiesta de manera perfecta la
compasión de Dios por cada uno de nosotros. Pidamos a Jesús, como fruto de esta
oración, el unir nuestras pequeñas cruces al sacrificio redentor de Cristo. Que
la Virgen María que siguió a Jesús por el camino de la cruz hasta el final, nos
ayude a entregarnos con decisión al Señor.
Reflexión apostólica:
La espiritualidad del Movimiento Regnum Christi nos enseña que para
seguir a Cristo es preciso recorrer el camino de la cruz. Por eso nos propone la
virtud de la abnegación para desprendernos de todo obstáculo que nos impida amar
mejor a Dios y a los demás. Apliquemos esta virtud también en el campo del
apostolado para afrontar por amor a Cristo cualquier contrariedad o fatiga.
Propósito:
Buscaré ocasiones para sacrificarme en algo y ofrecérselo a Jesucristo
por aquellos que viven alejados de Él.
Diálogo con Cristo:
Jesús, el campo de la abnegación es muy variado. Ayúdame a seguirte el
día de hoy ofreciéndote mi abnegación en el cumplimiento esmerado y fiel de mi
deber, en el control de mis reacciones emotivas o desordenadas y en la renuncia
a todo lo que me impida donarme a los demás.
«El pensamiento de que sufrimos por Cristo debe alentarnos a cada momento»
(Cristo al centro, n. 604).