San Mateo 9,14-17:
Disponer el interior

Autor: Regnum Christi

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Evangelio: San Mateo 9,14-17:

En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?” Jesús les respondió: “¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces si ayunarán. Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la rotura. Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan”.

Oración introductoria:

Jesús, con cuánta frecuencia me pierdo entre los bienes de este mundo y me olvido de vivir bien centrado en ti. Reorienta mi vida hacia ti y alimenta mi amor por ti en esta meditación. Hazme capaz de dar a los demás lo que me transmitas en este momento de oración.

Petición:

Señor, concédeme amarte por encima de todas las cosas.

Meditación:

¿Qué valor tiene el ayuno para nosotros? La Sagrada Escritura nos enseña que el privarse de algo bueno y útil para el sustento es un medio, una ayuda para evitar el pecado y todo lo que nos conduce a él. Se requiere de dominio de sí, de abnegación, para mortificarse uno mismo en el alimento y esta capacidad de sacrificio fortalece nuestra voluntad, nos hace más fuertes para mantenernos firmes y fieles a Cristo ante la tentación. Sin embargo, el verdadero ayuno no es el de la comida, sino el de la libertad, el de renunciar voluntariamente a nuestra voluntad para adherirnos a la de Dios. El ayuno tiene como finalidad el someternos libremente a Dios y abrirnos a la caridad con los demás. Con el ayuno de nosotros mismos le decimos al Señor que tenemos hambre y sed de Él. Pero no basta ayunar un día y dejar que pase la vida. Es necesaria la lucha por la conversión de vida de modo continuo para corresponderle al Señor.

Reflexión apostólica:

La vida del cristiano y del apóstol del Regnum Christi se resume en hacer siempre lo que Dios quiere, querer siempre lo que Dios quiere y buscar siempre lo que Dios quiere. Amar a Dios, cumplir su voluntad y ser apóstoles es la misma realidad vista desde distintos enfoques.

Propósito:

No me levantaré de la mesa sin hacer un sacrificio, privándome de algo que me guste.

Diálogo con Cristo:

Jesús, la gran aspiración de mi vida es poder amarte por encima de todas las cosas. Dame valor para poder renunciar a todo lo que me aparte de ti, dame generosidad para saber ayunar siempre de mí mismo, de manera que pueda llenarme de tu amor y de tu gracia. Esto es lo único que busco, lo único que quiero Señor.

«Han recibido todo para darlo todo por Él y por las almas» (Cristo al centro, n.1214).