San Marcos 3,20-21:
Quien conoce a Jesús lo ama y lo sigueAutor: Regnum Christi
Fuente: Regnum Christi Para suscribirse
Evangelio: San Marcos 3,20-21:
En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió
tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a
buscarlo, pues decían que se había vuelto loco.
Oración introductoria:
Jesús, yo creo firmemente que Tú eres el Hijo de Dios que vino a este
mundo para salvarnos. Señor Tú lo sabes todo, todo es patente a tus ojos y nada
se escapa a tu mirada. Sabes cuánto quiero entregar mi vida por la Iglesia. Te
ofrezco esta oración para que fortalezcas a todos los sacerdotes y consagrados
que se dedican completamente a trabajar por tu Reino.
Petición:
Señor, concédeme conocerte más para amarte y seguirte fielmente.
Meditación:
Según la narración de san Marcos, los parientes de Jesús no
reconocieron su verdadera identidad. Se preguntaban cómo era posible que alguien
que habían visto crecer en su familia se tuviera por Mesías. Para ellos, ese
Jesús vivo y concreto era simplemente humano. Y nosotros, ¿conocemos realmente
al Señor? No nos podemos quedar con una visión a medias de Él, no podemos
conformarnos con un conocimiento superficial, aprendido en algunas clases de
catecismo. Hace falta que le pidamos a Jesús el don del conocimiento
experimental de su Corazón y que ahí, de rodillas, profundicemos en el punto
central de nuestra fe: Jesucristo es Dios. No se trata de un mero descubrimiento
intelectual, sino de una unión íntima y personal. La vida cotidiana nos revela
que el primer efecto del amor es el olvido de sí y la creciente preocupación por
la persona amada. Lo mismo pasa con Jesús, quien lo conoce de verdad, lo ama, lo
imita y lo sigue. Que Cristo llegue a ser nuestro gran amigo, nuestro compañero
y la gran razón de nuestra existencia.
Reflexión apostólica:
El amor a Cristo no puede permanecer estático en nosotros, nos ha de
llevar a la entrega desinteresada y a la donación. Comencemos por dedicar más
tiempo al apostolado, por comprometernos con la formación integral, aprovechemos
el tiempo con celo y vivamos con delicadeza la caridad.
Propósito:
Leer todos los días un número del Compendio del Catecismo de la Iglesia
Católica para conocer mejor mi fe.
Diálogo con Cristo:
Gracias Señor por estos momentos de oración que me has concedido. Te
pido la gracia más importante: la de amarte con un amor real, personal,
apasionado y fiel. Que seas Tú mi criterio, mi centro y el modelo de mi vida.
«¿Cómo lograr este amor apasionado a Cristo? Sólo hay un camino: el de la
intimidad con Él» (Cristo al centro, n. 316).