San Mateo 26,14-25:
Levantarse siempre

Autor: Regnum Christi

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Evangelio: San Mateo 5,17-19:

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley o a los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos”.

Oración introductoria:

Jesús, la vida que ofreces a tus seguidores, a los apóstoles del mundo actual, no es una vida fácil. Es una vida salpicada toda ella de heroísmo, de valor, de renuncia. Esta conquista empieza por la tarea de formarse uno mismo para ti; es una conquista que implica dejar el hombre viejo, lleno de pecado, de pasión, para revestirse de un hombre nuevo, hecho a imagen tuya. ¡Haz que yo abrace esta vida que me propones!

Petición:

Jesús, encima de todas las cosas, las largamente amadas y esperadas, sobre todas las cosas, tu voluntad Señor.

Meditación:

El secreto de la vida es hacer la voluntad de Dios porque ahí se encierra el plan de amor y de santidad para nosotros, desde el detalle más pequeño hasta los acontecimientos más excepcionales. Quien sabe someterse a los designios de Dios y agachar el corazón para cumplir la voluntad del Padre está en el camino de la auténtica santidad. La voluntad de Dios no es un peso ni nos priva de la libertad. Conocer qué es lo que Dios quiere de nosotros es la alegría de nuestra vida, es nuestro privilegio. Esa voluntad divina es nuestro verdadero bien, es nuestra guía para la felicidad. Quien cumple los planes de Dios goza ya del cielo. Que nuestro programa de vida no sea cumplir nuestra pequeña voluntad, sino ponernos a la escucha de las inspiraciones del Espíritu Santo para cumplir la voluntad de Dios. ¿Para qué queremos algo, si Dios no lo quiere? Descubramos el plan de Dios para nosotros, abandonémonos en sus manos y dediquémonos con entusiasmo a cumplir su proyecto. Practiquemos esto en la vida ordinaria de todos los días.

Reflexión apostólica:


Para el miembro del Regnum Christi los deseos de santidad se han de plasmar en la realidad, cumpliendo en todo la voluntad santísima de Dios, a ejemplo de Jesucristo. Santidad y voluntad de Dios son una misma cosa.
Propósito:

Vivir hoy con obediencia alegre en todo lo que se me presente, seguro de que lo único que Dios quiere para mí es el amor.

Diálogo con Cristo:

Jesucristo, ayúdame a mirar siempre más allá de mí mismo, cuando todo va bien y cuando siento el peso de la cruz sobre mis hombres, ayúdame a bendecir tu voluntad, porque Tú sólo quieres mi bien y mi dicha.

«¡Es tan sencillo el camino para ser santos…! Basta con que de verdad queramos serlo, cumpliendo dócilmente la voluntad de Dios» (Cristo al centro, n. 2002).