XXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Mateo 16, 13-20: Jesús preguntaba a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. San Mateo, cap. 16.

Autor: Padre Marcelino Izquierdo OCD

 

 

Jesús preguntaba a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: Unos que  Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.  San Mateo, cap. 16. 

 

Como acabamos de ver, Jesús pregunta a los apóstoles, ¿quién  dice la gente que es el Hijo del hombre? Que duda acabe, que fue una de las preguntas más trascendentales que Jesús hizo a  los apóstoles, y nos  hace a todos y a cada uno de nosotros. Ellos le dicen lo que la gente piensa  de él. ¡Qué duda cabe que a Jesús, podía interesarle   lo que la gente pensara de él. Pero de inmediato, deja esto a un lado, y dice a sus apóstoles: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

 

Ellos sabían que había nacido en Belén; que había vivido en Nazaret. Pero, ¿es el Mesías?. ¿Es el Hijo de Dios? ¿Es el Salvador esperado?

 

Para nosotros, en principio, responder quién es Jesús, no sería difícil. Vemos que la Historia está dividida en dos partes: antes y después de Cristo. Pero para ellos, dificilísimo. Solamente, bajo la influencia del Espíritu, podrían dar una respuesta.

 

Y es entonces, cuado Pedro toma la palabra y dice: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y es cuando Jesús le responde: “ ¡Dichoso, tú, Simón, hijo de Jonás! No tanto, por lo que has dicho, sino, principalmente, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre, que está en el cielo”.

 

Jesús le dice, “dichoso”, “bienaventurado”. No tanto por lo que has dicho, sino principalmente, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre, que está en el cielo.

 

 Todos sabemos por experiencia, que en la vida humana, hay días de luz y días de oscuridad. Tengo la plena seguridad, que uno de los días de gloria para Pedro, fue aquel en el que Pedro confesó que Jesús era el Hijo de Dios, y Jesús, le dijo: “Tú eres Pedro, sobre esta piedra, edificaré mi Iglesia”.

 

Es la primera vez, que Jesús emplea la palabra Iglesia, para indicar a la nueva comunidad de sus seguidores. El fundamento visible será Simón, convertido en piedra. Piedra ,contra la cual, no prevalecerán las puertas del infierno.

 

Es curioso, aún antes de morir Jesús, Pedro le negara, cobardemente, tres veces. No obstante, la Iglesia, seguirá adelante, hasta el final de los tiempos. Han caído los reinos e imperios  más firmes y poderosos del mundo. De los mismos, sólo nos quedan sus nombres. Pero, la Iglesia, asentada sobre las palabras de Cristo, en medio de tantas persecuciones como ha sufrido, y sigue sufriendo, en el curso de la historia, ella sigue adelante. Hoy mismo, en nuestra España, es perseguida con un odio feroz. Se lucha denodadamente, para que no aparezca ningún signo externo religioso. Loa crucifijos no han de figurar en ningún acto público. Pero, la Iglesia seguirá adelante  Porque no es Pedro el fundamento de la misma, sino Cristo, que quiere servirse de esas piedras, tan frágiles como son los hombres. Porque, de todas formas, nosotros también, tú y yo, sumamos, a la de Pedro, nuestras pequeñas piedras. También nosotros, repito, hemos sido llamados a entrar en la construcción, contra la cual , no prevalecerán las fuerzas del infierno.

 

Sin embargo, por muy modesta  y pequeña que sea nuestra piedra, tiene que estar hecha, de ese material, que se llama fe.

 

En su momento,  Jesús preguntó a los apóstoles “ ¿Quién dice la gente que soy yo?” . Ahora  damos un giro de 190º, y podríamos  nosotros hacer esta trascendental pregunta: ¿ quién dice la gente que somos los cristianos?.

 

Con frecuencia, podemos oír a nuestro lado. “Yo soy creyente “. Y como fundamento de la afirmación, te dicen muy serios y convencidos: “Mire, Vd, tengo una hermana monja y un tío cura. “Practicante”, parece ser en ciertos ambientes, la calificación suprema para algunos cristianos. Y uno pregunta; ¿practicante, de qué? Pues, mire, voy a misa todos los domingos y fiestas de guardar, comulgo y confieso por Pascua Florida, pertenezco a la cofradía…  Ciertamente, todo esto es cristiano. Pero, el cristianismo , a su vez, es mucho más que todo eso. Practicar la justicia, y sobre todo, ejercitar la caridad, compartiendo los bienes, dando un pedazo de pan al hambriento, un vaso de agua al sediento, vestir al desnudo, perdonar al que te hubiere ofendido, sin guardarle rencor alguno. En una palabra, amar al prójimo, como si fuera tu hermano, ante todo y sobre todo, esto, y no otra cosa, es ser cristiano.