XIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 5, 21-43: Se acercó un jefe de la sinagoga que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies rogándole: mi niña está en las últimas. Ven para que se cure y viva. Mr. 5Autor: Padre Marcelino Izquierdo OCD
Sabiduría 1,13-15; 2, 23-25
Salmo 29
II Corintios 8, 7-9.13-15
San Marcos 5, 21-43
Se acercó un jefe de la sinagoga que se llamaba Jairo, y al verlo se
echó a sus pies rogándole: mi niña está en las últimas. Ven para que se cure y
viva. Mr. 5
Todo el evangelio es conmovedor, porque es el relato, la historia de la vida de
un Dios que se hizo hombre, por amor al hombre. Un misterio que, aquí en la
tierra, jamás llegaremos a comprender. Todas sus páginas son como un latido de
su corazón, lleno de ternura hacia todos y cada uno de nosotros.
Llora la muerte de su amigo Lázaro
Da de comer a los hambrientos
Tiende la mano a los niños
Acoge a los necesitados sin pedir nada a cambio
Tiende la mano a quien nadie puede ya ayudar
Resucita al hijo de la viuda de Naín.
Permite, en aquella sociedad, que una mujer legalmente impura, porque lleva
doce años perdiendo sangre, que es perder vida, tienda su mano hacia él y
recobre la salud., que estaba perdiendo continuamente Etc. etc.
.Pero, no es sólo eso, nos llena, asimismo, de admiración y ternura, el hecho de
que Jesús tienda la mano a una niña que ha muerto a los doce años.
Por eso digo, que una de las páginas cargadas de amor, sensibilidad y ternura es
la página del evangelio de hoy. En la misma tenemos contrastes, que dan vida y
fuerza , por una parte, una mujer ya mayor. Y por otra, una niña de doce años
que acaba de morir. La mujer anciana, lleva doce años padeciendo flujos de
sangre, por los que se le va la vida. Se ha gastado cuanto tenía en médicos, y
no ha conseguido nada.
La mujer es impura. ¡Qué caso el de esta mujer legalmente! No puede tocar a
nadie, y nadie puede tocarla a ella, porque también se volvería impuro. ¡Sola en
el mundo con flujo de sangre continuo&y sin dinero! Su situación era de
marginación y muerte social.
Podía ser el símbolo del ser humano que ansía la felicidad y no ve luz alguna.
Sin medios y sin remedio, tras una larga experiencia de fracasos. Después de
haberlo gastado todo, como acabamos de ver, la vida se le escapa sin piedad.
Cree que el único médico que puede curarla es Jesús. Acercarse a él, era una
osadía, y tocarlo un atrevimiento sin nombre. ¡Qué fe la de esta mujer! Se salta
la ley, pues su fe le lleva a creer , que con sólo tocarle la capa, se curaría.
Jesús se vuelve y pregunta, no para acusar a nadie, sino para confortar la fe de
la hemorroisa. ¿Quién me ha tocado? Los apóstoles, ajenos a cuanto había
acontecido, comentan acertadamente: "Ves, Señor, ¿cómo te apretuja la gente y
preguntas, ¿quién me ha tocado?" La mujer asustada se le echó a los pies, y le
confesó todo. Jesús le dice: "Hija, la fe te ha curado, vuelve en paz y con
salud". ¡ Qué sentiría al oir estas palabras! Sólo ella nos lo podría decir.
Y es que hay muchas maneras de tocar, de acerarse a Cristo. Jesús nos lo hace
notar. Le están apretujando por todas partes. Pero solo la hemorroisa se ha
acercado a él con fe
Jesús ha notado que alguien de verdad ha creído en él. Para eso, para aumentar
su confianza, le pregunta con cariño, ¿quién me ha tocado?
¿Cuántas veces no vamos nosotros a Jesús? ¿Lo hacemos con fe? Jesús en medio de
la multitud que lo rodea, nota que alguien se le ha acercado con fe. ¿Cuántas
eces nos acercamos a él en la oración, en la comunión, y lo mismo no se da
cuenta, por eso, porque: porque nos falta la fe de la hemorroisa. Somos uno más
entre la multitud, sin darnos cuenta, dónde y con quién estamos
Tenemos un contraste fuerte en los milagros que hoy nos presenta el evangelio.
En el principio ya se desprende una lección, para Jesús no .hay acepción de
personas. Con el mismo cariño trata a la hemorroisa que a la hija de Jairo, jefe
d la sinagoga. Dios no mira lo exterior, sino lo interior. Y el interior es tan
sano el de la hija de Jairo como el de la hemorroisa. Los dos se han acercado
con fe. La mujer: si llego a tocar las vestiduras& Jairo se echa a los pies de
Jesús, y con lágrimas en los ojos, dice a Jesús: "Mi niña está en las últimas,
ven, pon la mano en ella y quedará curada. ¿Quién tiene más fe en Jesús, la
hemorroisa o Jairo&?
Todavía estaba hablando con Jesús, cuando llegan de la casa de Jairo, y le
dicen: ¿Para qué molestar más al Maestro, si la niña ha muero? Jesús oyó lo que
decían, y le dijo al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que tengas fe".
Cuando llegan a la casa se encuentran con un alborto inmenso. Jesús pregunta:
¿qué lloro y qué estrépito es éste? La niña no está muerta, la niña está
dormida. Como es natural , la gente se reía de él. Echó a todos de la casa, y
con el padre de la niña, y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la
cogió de la mano y le dijo, las palabras de todos conocidas y "archisabidas" :
Talitha qumi que significa: "contigo hablo, niña, levántate". La niña se levantó
inmediatamente y comenzó a andar. Tenía doce años. Como es natural, todos
quedaron asombrados y dando gloria a Dios. Casi se resistían a creer lo que
estaban viendo.
No sé qué admirar más, si la fe de la hemorroisa o la fe de Jairo, jefe de la
sinagoga.
¡Que el Señor nos conceda una fe grande, y que se acerque a cada uno de nosotros
y pueda decirnos. "Contigo hablo "Talitha qumi" Levántate.