XVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 6, 30- 34: Jesús les dijo: Venid vosotros a un sitio tranquilo a descansar. Porque eran tantos los que iban venían que no encontraban tiempo ni para comer. San Marcos, cap. 6

Autor: Padre Marcelino Izquierdo OCD 

 

Jeremías 23, 1-6
Salmo 22
Efesios 2, 13-18
San Marcos 6, 30- 34

 

Jesús les dijo: Venid vosotros a un sitio tranquilo a descansar. Porque eran tantos los que iban venían que no encontraban tiempo ni para comer. San Marcos, cap. 6

Voy a comenzar la homilía no con una frase dogmática, tampoco con una sencilla sugerencia, sino con un profundo sentimiento religioso "personal". No os admiréis de lo que ahora voy a deciros, sencillamente, no sé que admirar más en Jesús, su divinidad o su humanidad. Porque sabes que Jesús es Dios y Hombre. Te digo esto, porque en el evangelio de hoy, hay una frase que me ha impresionado sobremanera. Y la frase es ésta. Después de un día de ajetreo, los discípulos vuelven a reunirse con Jesús, y le cuentan todo lo que habían hecho y enseñado. Y ahora viene la frase que me ha impresionado sobremanera y que revela toda la grandeza de la "humanidad" de Jesús: "Venid vosotros aun sitio tranquilo a descansar un poco".

Lo que dije antes, esta frase me sobrecoge. ¡Qué corazón, qué humanidad! No sólo está pendiente del bien espiritual del bien espiritual de sus discípulos  en ellos estábamos tú y yo  sino también de su bien material. Sabe que sus discípulos todos nosotros- necesitan, necesitamos del descanso. A veces tenemos tiempo para todo menos para nosotros mismos. De ahí la advertencia : "Venid vosotros a un sitio tranquilo a descansar un poco". Por eso digo, ¡que humanidad la de Jesús! Y qué lección para todos y cada uno de nosotros. Las prisas, el ajetreo, el reloj no nos permiten escuchar con calma la palabra de Dios.

Jesús confirma la necesidad de este descanso y de este sosiego, quizás hoy más necesarios que nunca, por eso el llamamiento de Jesús, como acabamos de ver: "Venid vosotros solos a un sitio tranquilos a descansar un poso".

Ni siquiera vale el argumento de que tenemos mucho trabajo, muchas ocupaciones. Precisamente, Jesús dice a los apóstoles que deben retirarse, "porque eran tantos los que iban y venían que no tenían tiempo ni para comer". Para llevar a los otros a Cristo antes debemos estar con él.

Jesús se va con los apóstoles a descansar, pero cuando desembarcan, ven una multitud que se les había adelantado por tierra

Para la mejor comprensión de esta circunstancia de que la gente se les había adelantado, hemos de tener presente, que en ciertas épocas del año, el Jordán precisamente en la desembocadura, presenta una franja seca, que permite atravesarla sin que siquiera sea necesario quitarse las sandalias. Sea de esto lo que fuere, el hecho es que al desembarcar Jesús, la gente le esperaba. ¿Qué hacer en este caso? Ellos habían ido allí a buscar un poco de tranquilidad, un poco de descanso, y hora, se encuentran con aquel barullo.

Al ver tanta gente que andaba como ovejas sin pastor: "sintió compasión de ellos, y se puso a enseñarles muchas cosas". ¡Se acabó el descanso prometido y merecido!

La necesidad del pueblo es para él, criterio inmediato y práctico de lo que uno puede hacer. Ante la necesidad de un pueblo marginado de la vida, que anda como ovejas sin pastor, Jesús no puede hacerse tiempo para comer, ni para descansar, no puede comer su pan sólo con sus discípulos, sino que lo ha de compartir con el pueblo.

Nosotros podríamos haber esperado, después de algo de enojo, incluso algo de irritación, por la necesaria, porque la jornada planeada de desierto así quedaba fracasada.

Sin embargo prevalece la misericordia. ¿Y el reposo? Junto a Jesús el reposo con sistiría, esencialmente el preocuparse de la multitud que no tolera que se la margine. Esta vez, su reposo consistió& en hacer descansar a los demás, en compartir concretamente la comprensión y la solicitud amorosa para con su pueblo.

Por eso el evangelista nos dice muy intencionadamente: "y se uso a enseñarles con calma". Cambió los planes de aquel día y la convivencia que tenía planificada con los suyos con os suyos, para atender a aquella muchedumbre que le buscaba.

Así se convierte en modelo de todos los apóstoles y de todos los cristianos: es el Buen Pastor, el de corazón compasivo Ante las necesidades humanas: "Le dio lástima de ellos porque andaban como ovejas sin pastor".

Pero esta compasión de Jesús no sólo afectiva. Ya en la primera lectura hemos escuchado a Jeremías, que nos dice: " Llegarán días en que suscitaré un vástago que hará justicia y derecho a toda la tierra. Y le llamarán el Señor nuestra justicia".

El modelo, pues, hoy y siempre, es Jesús, el de corazón bondadoso y compasivo.

Ciertas devociones al Corazón de Jesús hoy pueden tener un relativo valor. Ahora, no olvidemos, que Jesús, que Jesús es el Corazón del Nuevo Testamento, y, como una consecuencia, Jesús debe ser el corazón de todo cristiano: corazón bondadoso, misericordioso y compasivo.

Señor Jesús, perdona nuestro bienestar soñoliento y nuestra indiferencia ante el lamento de os hermanos. Danos un corazón compasivo e inspíranos los gestos concretos que han de hacer visible tu presencia en nuestro mundo.