I Domingo de Cuaresma, Ciclo A
Mateo 4, 1-11: La fe cristiana al servicio de la humanidadAutor: Mons. Miguel Esteban Hesayne
Para los cristianos se inició el tiempo
litúrgico de CUARESMA… Para los cristianos con cierta práctica religiosa les
recuerda el rito de la Ceniza y algún día de ayuno y abstinencia. Para
los cristianos que van tomando con seriedad la FE CRISTIANA es espacio y tiempo
fuerte para meditar y vivir la fórmula ritual de la Ceniza:
Conviértete
y cree en el Evangelio
Este rito
cuaresmal encierra el objetivo y dinámica del tiempo cuaresmal:
evaluar y proyectar
el seguimiento a Jesús
“ a fondo”, hasta la raíz de la existencia humana.
Esto significa encarar con el Evangelio de Jesús desde la existencia personal
hasta las demás situaciones de la convivencia, que como en círculo
concéntrico en el vivir de cada persona y la sociedad, van surgiendo. Es el
“hacerse” del ser
humano mediante opciones instante a instante. No es el fatalismo de la vida que
finaliza en la muerte. El Hombre porque creado por el Dios viviente no
está hecho para la muerte ni tampoco está mal hecho, como han pretendido mentes
lúcidas; pero, sin un más allá de la razón
que es la FE en Jesucristo y su Evangelio.
Las ansias de vivir feliz son innatas a la naturaleza humana. Pero, si no
se tiene en cuenta el hecho del pecado no se entiende la conflictiva
existencia humana. Claro, hay que deshacer una imagen falsa e infantil de la
realidad existencial del pecado. No es una mancha moral. Es haber perdido el
hondón del sentido de la vida y la incapacidad de realizarse en la plenitud de
la felicidad ansiada. Por eso, el Apóstol Pablo confiesa de si mismo:
cuantas veces veo lo que debería hacer y hago lo no
querría.
A tal punto el pecado se ha apoderado del ser humano que el Hijo de Dios
al asumir con riguroso realismo la naturaleza humana, padeció los embates de la
tentación, es decir, el entrecruce de opciones que oscurecen el camino de la
verdad de la vida humana. Precisamente, Dios en su amor por todos y cada uno de
los seres humanos envía a su propio Hijo para que sea la
opción liberadora. Y
desde entonces la trayectoria del ser alcanza hasta la más alta santidad,
sobre el telón de fondo, aún, de grandes tentaciones,
siempre y cuando la opción fundamental sea Jesús y su Evangelio.-
La humanidad
entera ha recuperado con Jesucristo el sentido de la vida humana y la
capacidad de superar las diversas crisis que van surgiendo a través de los
tiempos. Crisis que tras progresos técnicos admirables generan una
incomprensible deshumanización de pueblos y naciones. Frente a estas impensadas
crisis de sistemas en sociedades atravesadas por el pecado, hombres y mujeres
que se van convirtiendo a Jesús y su Evangelio, son
convocados por el mismo
Dios de la Vida para afrontarlas con un sello
humanizante. Así frente a sistemas de acumulación,
se abren corazones solidarios, compasivos, dispuestos a trabajar para compartir.
Frente a la violencia, una convivencia fraternal. Frente al erotismo
desenfrenado y drogas que debilitan y envilecen, principalmente a la juventud,
la vigorosa ternura de Dios-Amor. El Evangelio de Jesús es una cosmovisión
nueva con fuerza para reconstruir una sociedad
humana integrada en gran familia de Dios reunida
en torno de valores humanos con densidad divina.-
Con realismo, sin alienación ni fantasías de ciencia ficción,
la Fe en Jesús y su
Evangelio capacita para vivir cantando a la vida y al amor a través de una
historia empecatada, superando los conflictos de la
existencia humana, hasta la misma muerte.-
Porque el Evangelio de Jesús no queda en un libro sino que surge la realidad de
Alguien que murió y resucitó. “Yo soy la
resurrección y la vida; quien cree en mi aunque
muera vivirá”, ha dejado estampado, por toda la
eternidad, el mismísimo Jesús en su Evangelio. Esta es la FE que hemos de
acrecentar en nuestra vida personal. Es la gran noticia que hemos de anunciar
al mundo que vivimos. Para esto somos cristianos. Para vivir y anunciar la
Pascua. La Cuaresma es renovación de Fe Pascual.
Miguel Esteban Hesayne
Obispo