V Domingo de Cuaresma, Ciclo A
Juan 11, 1-45:
Jesús, Jesús, Jesús

Autor: Mons. Miguel Esteban Hesayne
 

Iniciamos  la Cuaresma con la consigna de renovarnos en la Fe en Jesús y su Evangelio. Con el objetivo preciso de evaluar y proyectar nuestra vida cristiana con mayor autenticidad. Lograr, en un proceso audaz de conversión, el nítido perfil cristiano al cual estamos llamados, desde toda eternidad por Dios-Amor, el Dios de Jesucristo.

            No vivimos en una burbuja, alienados en pensamientos o sentimientos religiosos buscando la tranquilidad ó el relax espiritual. Nuestra vocación de cristianas/os es un vivir inmersos en el hoy de la historia de este mundo. “Uds. son la luz del mundo… por eso… agrega explicitando la vocación-misión “…debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en Uds., a fin de que vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo” Mt.5, 14. Significa entonces que el ser cristiana/o está en las antípodas del “borreguismo”. Ser seguidor de Jesús viviendo su Evangelio es para gente con mucha interioridad, con muchas ganas de lograr una honda personalidad con vigorosa ternura humana. Ser alguien que tiene su vida en sus propias manos y no la entrega al mejor postor. Se es cristiano en tanto en cuanto entrega su vida al Dios de Jesús, es hombre que seduce y conduce a la plenitud humana porque en El habita la plenitud de lo divino. Es Dios-Hombre y ésta es la razón de su atracción cuando le abrimos nuestro corazón, nuestro interior de persona, nuestra voluntad de ser “alguien”

            Nunca fue fácil ser cristiano. Más aún, si penetramos en el pensamiento de Jesús manifestado en la Parábola de la Vid, Jn.15, se nos revela que es imposible si no contamos, instante a instante, con El como una rama  vive del tronco.

La Fe cristiana que nos señala en el Evangelio de Jesús la cumbre de la vida humana,  también nos ofrece el mismo Poder de Dios en Jesús [1]para alcanzarla. No sin esfuerzo; pero, con indecible gratificación de un logro humano pleno. Jesús ofrece, a través de su enseñanza y su  comportamiento, un modelo de humanidad. A su vez quien se ajusta a Él va descubriendo el sentido de su propia vida y al mismo tiempo va recibiendo de El la capacidad de realizarse en los anhelos  para su propia existencia. Se logra de esta suerte ser uno mismo en libre entrega al bien de los demás. Jesús nos realiza como persona comunitaria. Construye el “adentro” y el “afuera” de persona lograda en un equilibrio de interioridad y exterioridad.

La Fe Cristiana –entonces no es la entrega a un simple ideal. No pocas veces en universidades y colegios católicos se han presentado ideas y formulaciones conceptuales tan abstractas como poco atrayentes. Felizmente, desde el acontecimiento del nuevo pentecostés que es el C. Vaticano II a pesar de intentos de silenciarlo, hay un clamor en la Iglesia Católica de “nueva evangelización”. Y se logra en tanto uno   se  va cautivando de Jesús como su camino, su verdad, su vida. El Maestro Jesús es su misma persona  como encarnación de un nuevo modo de vivir la vida actual. Es presencia viva.

La experiencia de siglos atestigua que cuando una mujer o un hombre se entregan a Jesús como a la norma decisiva de su propia existencia, cuando se dejan afectar por la persona de Jesús como el modelo básico de una manera concreta de vivir su propia vida, van quedando transformados en todo su ser. Jesús es modelo transformante en forma eficaz y original. Es fiel, no es un impostor. Lo que promete a sus seguidores lo cumple en la medida que sus seguidores lo acepten. Seduce sin avasallar. Invita, no se impone ni manipula. Invita a que cada uno sea uno mismo, ofreciéndole capacidad de una real recreación desde lo hondón de cada persona, respetando la libertad personal. Ofrece nada menos que la energía pascual.  Su muerte y resurrección, su Pascua, la fuente inagotable de la Vida nueva… de la vida cristiana-cristiana… Pascua de Jesús que es nuestra pascua en cada Eucaristía. Por eso el C.Vat.II ha declarado que la Misa es “cumbre y fuente de vida cristiana”. Cumbre y fuente de la energía pascual.

La secuencia para lograrse como cristiano es un buscar a Jesús en persona, orar reflexionando su Evangelio, optar por su proyecto, alimentarse con la Eucaristía.

                                                Miguel Esteban Hesayne.- mehm@speedy.com.ar


[1] Recomiendo orar las citas Rom.1,16 / Cor 1.18 / 1, 24 / 2 Cor.12, 9