Fiesta. Sagrada Familia de Jesús, María y José
Lucas 2, 22-40:
La Familia Cristiana y la Navidad

Autor: Mons. Miguel Esteban Hesayne

 

 

Los que festejaron Navidad…dejaron atrás la Navidad…Y la expresión corriente lo revela: ¿ como pasaste las “fiestas”? …Quiénes celebraron la Navidad, en cambio quedan como María y José, como los Pastores y los Magos. Quedan motivados por el “encuentro” con Jesús, el Salvador ,que nos ha enviado el ¡¡¡Padre Dios que nos ama!!!

No olvidemos que la fiesta tiene sus límites de tiempo y sentimientos…La celebración tiene la honda consistencia de la vida…que se prolonga a la eternidad.

Celebrar la Navidad tiene un pasado ( el Pesebre de Belén) un presente (un significado para la actualidad  familiar y social)  un futuro (  proyección al por-venir)

En la medida que hayamos celebrado la Navidad 2008 hemos recuperado la Navidad para nuestra propia existencia y para la sociedad en la que vivimos.

Si en la fecha calendario del 25 de diciembre  pasado, arrollados por el torbellino

de la fiesta familiar que se ha instalado también  en la mayoría de las familias católicas, quedó empañada  la celebración, el tiempo litúrgico de estas dos semanas próximas nos ofrece una nueva oportunidad para recuperar la Navidad

            Las familias cristianas que festejaron tan solo pero no  llegaron a celebrar la  Navidad en clave cristiana, pueden aprovechar el nuevo año 2009 para contemplar, una y otra vez,  la  escena evangélica del Pesebre de Belén ( Lucas 2, 6-20) Su contemplación, animados por el Espíritu Santo,  va a destilar misteriosamente  en sus corazones, el encuentro salvador del Hijo de Dios nacido de María de Nazaret. Esto es Navidad. Esto es alegría y Paz.   Esto es lo que el mismísimo  Jesús en sus enseñanzas a sus primeros discípulos les insistía al prometerles su presencia salvadora, en la historia humana, hasta el fin de este mundo.  Esta es nuestra Fe Cristiana: Jesús Salvador nace en Belén…no para quedarse como un recuerdo sentimental para cada 25 de diciembre…Nace en Belén para entrar en nuestra historia para ser  el camino, la verdad y la vida de  la  humanidad entera (Juan 14,8).

            Para que las Familias Cristianas no vivan la frustración de una Navidad “simple recuerdo” y “vacía” de presencia de su Salvador, han de  movilizarse  como se  movilizaron  María y  José, los pastores y los Magos según Lucas 2,6-20

            Los esposos buscarán hoy un “lugar” para Jesús si todos los días se toman un tiempo para hacer oración con la Palabra de Dios. Oración de pareja cristiana con mirada orante al Jesús nupcial que los unió en el amor humano, confiriéndoles densidad divina ( La gracia sacramental matrimonial).

Desde el encuentro personal y esponsalicio con Jesús Salvador que  re alimenta el amor esponsalicio, han de esmerarse para que el corazón de cada miembro de la familia sea un pesebre viviente de Jesús  que los anime, alegre, fortalezca para vivir una vida digna de familia de Dios.

La familia que quiera ser cristiana no sólo ha cumplir con el precepto dominical sino que  ha de buscar, juntos los miembros de familia, qué significa para éllos que Jesús haya nacido en un Pesebre…Reunidos en familia han de buscar qué piensa Jesús  en su Evangelio sobre los que están conversando, viviendo, escuchando, sucediendo  en su ambiente tanto familiar como social y político y cultural. Si han optado por ser familia cristiana, tendrán que ir adquiriendo la visión de la vida que  el Niño de Belén cuando, ya hombre cabal, como Maestro la enseñó en lo que llamamos  su Evangelio.

Una familia que no conozca el Evangelio y no lo ponga en práctica, no se puede llamar cristiana…Jesús lo ha dicho expresamente: no reconocerá ante su Padre Celestial a quiénes no lo hayan  reconocido ante la sociedad humana.(Mt 10,32-33) En cambio, la Familia que persevera reuniéndose en torno al Evangelio pronto experimenta la presencia del Señor Jesús con su PAZ, el Shalom…(Mt. 18,19-20)