Mateo 2,13-15.19-23:
El que teme al Señor honra a sus padres * La vida de familia vivida en el Señor * Coge al niño y a su madre y huye a EgiptoAutor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web: fraynelson.com
Temas de las lecturas: El que teme al
Señor honra a sus padres * La vida de familia vivida en el Señor * Coge al niño
y a su madre y huye a Egipto
Textos para este día:
Eclesiástico 3,2-6.12-14:
Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la
autoridad de la madre sobre la prole. El que honra a su padre expía sus pecados,
el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará
de sus hijos, y cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá
larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante
en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten
indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se
olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.
Colosenses 3,12-21:
Hermanos: Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la
misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos
mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha
perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es
el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en
vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed
agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza;
enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.
Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos
inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre
del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor.
Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced
a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a
vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.
Mateo 2,13-15.19-23:
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en
sueños a José y le dijo: "Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto;
quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para
matarlo." José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto
y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por
el profeta: "Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto".
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José
en Egipto y le dijo: "Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel;
ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño." Se levantó, cogió al
niño y a su madre y volvió a Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba
en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en
sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se
cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.
Homilía:
Temas de las lecturas: El que teme al Señor honra a sus padres * La
vida de familia vivida en el Señor * Coge al niño y a su madre y huye a Egipto
1. Una Familia Sagrada
1.1 A veces un sencillo cambio en el orden de las palabras nos ilumina
un aspecto de las cosas que no habíamos visto. Hoy celebramos a una familia
"sagrada", y, desde luego, lo primero que preguntamos es: "¿que no eran sagradas
todas las familias?", a lo cual Dios nos respondería prontamente: "¡Por
supuesto! Tal es mi designio, tal es mi deseo, tal es mi plan para el mundo".
1.2 La familia es sagrada porque nace de Dios. Es anterior al Estado y a sus
leyes, y por supuesto, va primero que los acuerdos entre los mismo Estados o las
conveniencias de las empresas o asociaciones humanas. De Dios viene toda
paternidad, nos enseña Pablo (Ef 3,15). Dar origen a la vida humana es
asemejarse demasiado a Dios, y por ello es preciso que la paz, la bondad y la
sabiduría de Dios abunden allí donde ya se hizo presente su magnífico poder.
2. Honra a tu Padre
2.1 Este mandamiento realmente despierta muchas preguntas. ¿Cómo es
posible honrar a un papá que ha sido irresponsable, o injusto, o cruel, o que
simplemente ha desaparecido huyendo se sus responsabilidades mínimas? Para
responder necesitamos algunos criterios bíblicos.
2.2 Ante todo, la Escritura jamás nos invita o permite que sea honrado lo que
ofende a Dios. Honrar al papá no es celebrar lo que él es simplemente porque él
lo es. Este mandamiento, como todos, por lo demás, requiere de nosotros luz, y
discernimiento.
2.3 Así como la Iglesia ha sostenido que existe el principio de la "defensa
propia" que da un matiz particular al mandamiento de no matar, así también en la
honra al padre y a la madre se entiende el deber previo de descubrir qué hay en
ellos que sea digno de honra. Esto no disminuye nuestro deber sino que lo
aquilata, porque puesto como un enunciado general nos está indicando que siempre
hay algo honorable, algo que pide reverencia y gratitud en aquellos que nos han
dado algo que no podemos retornarles de ningún modo.
2.4 Así que, aunque en todo lo demás fallaren, es claro que en el
misterio de ser instrumentos de la vida hay siempre un misterio de donación en
que Dios se ha hecho presente, y por tanto requiere nuestra gratitud y honra.
3. La Familia en el Pensamiento de San Pablo
3.1 La segunda lectura de hoy nos ayuda a situar la vida de familia en
el conjunto del mensaje cristiano.
3.2 Lo primero es que cada miembro de la familia se reconozca como "elegido" por
Dios, sumergido en la gracia, bañado por el perdón, fortalecido en la paz,
iluminado por la Palabra, lleno de motivos de gratitud y gozo. Sin esta base, la
familia será pacto de intereses no santuario del amor divino.
3.3 Otro modo de decir esto es: en la medida en que reconocemos que la gracia
nos hermana en Dios y nos hace familia de Dios, llegamos a ser familia humana.
No pensemos entonces que la sola intensidad de los sentimientos, así se trate de
sentimientos muy poderosos de pareja o de paternidad, basta: todo lo humano
necesita ser sanado, y todo lo que ha de ser sanado ha de serlo en Cristo Jesús.
3.4 Sobre esta base se comprende que en la familia hay un misterio de
complementariedad que es propio de la vida cristiana entera. Los deberes y
derechos, aunque Pablo no utiliza esa terminología en su Carta, tienen un doble
referente. En primer lugar, hacia adentro, lo que cada uno tiene de propio y
peculiar, esto es: la mujer es mujer, y el hombre es hombre; el papá es papá, y
el hijo es hijo. No son "seres humanos" abstractos, idealmente igualados por un
concepto racional, sino historias particulares que Dios conoce bien y desde
dentro. Lo que les hermana no es una naturaleza abstracta expresada en derechos
ante una ley positiva, sino la condición de creaturas amadas, pecadoras y
redimidas.
3.5 El segundo referente en el pensamiento de Pablo es un destino común que
sobrepasa lo que cada uno puede lograr por su lado. El gran criterio no es la
felicidad de un hombre rodeado de despotismo y egoísmo; no es tampoco la
complacencia de una mujer que ha logrado su realización como esposa y como madre
y así se siente bien consigo misma. El criterio que en últimas da dirección a
todo se condensa en expresiones como"eso lo quiere el Señor"; "eso es agradable
al Señor."
3.6 ¿Qué es la familia, según este profundo planteamiento del apóstol? Es la
expresión del amor cristiano sanando, bendiciendo y fecundando los orígenes
mismos de la vida humana.
4. Huida Presurosa
4.1 El Evangelio de hoy pinta con suficiente sencillez y claridad el
drama del Niño Jesús como un migrante forzoso más sobre esta tierra. Como
aquellos pequeños de África o de Asia, de Colombia o de Bolivia, que son
arrancados de su suelo y deben partir a prisa, sin entender nada, hacia tierras
desconocidas. Las causas pueden ser naturales, como la falta de lluvias, o
humanas, como la violencia. No podemos separar el destino de Cristo del de
tantos desplazados que pasan necesidad lejos de su lugar de sustento.
4.2 Los desplazamientos forzosos suelen destruir las familias, desmembrarlas,
someterlas a tensiones extremas que terminan por reventar los lazos del amor, la
fidelidad y la confianza. Cuando pensamos en la situación de los migrantes o de
los desplazados por la violencia es fácil caer en cuenta de sus duras
condiciones de alimentación, abrigo o salud. Junto a eso sin embargo está
aconteciendo siempre un dolor emocional que no es menor. Consuela mucho saber
que el momento de penuria que vivió la Sagrada Familia no la destruyó sino que
la unió más en el amor mutuo y en la absoluta confianza en Dios nuestro Padre.