Mateo 4,12-17.23-25:
Examinad si los espíritus vienen de Dios * Está cerca el reino de los cielosAutor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web: fraynelson.com
Temas de las lecturas: Examinad si
los espíritus vienen de Dios * Está cerca el reino de los cielos
Textos para este día:
1 Juan 3,22_4,6:
Queridos hermanos: Cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus
mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos
en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos
lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto
conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.
Queridos: no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus
vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo. Podréis conocer
en esto el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en
carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios: es del
Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo.
Vosotros, hijos míos, sois de Dios y lo habéis vencido. Pues el que está en
vosotros es más que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan
según el mundo y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios. Quien conoce a
Dios nos escucha, quien no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el
espíritu de la verdad y el espíritu del error.
Mateo 4,12-17.23-25:
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a
Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el
territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta
Isaías: "País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del
Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz
grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló."
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: "Convertíos, porque está cerca el
reino de los cielos." Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y
proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del
pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos
aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y
paralíticos. Y él los curaba. Y le seguían multitudes venidas de Galilea,
Decápolis, Jerusalén, Judea y Trasjordania.
Homilía:
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* Está cerca el reino de los cielos
1. Discernimiento cristiano
1.1 Juan nos exhorta al discernimiento. Es una monición extraordinariamente
actual, por doble motivo: porque siempre necesitamos estar despiertos para no
dejarnos confundir, y porque el tipo de engaños que él denuncia están hoy muy
vivos, especialmente a través de esa difusa religiosidad que se denomina "Nueva
Era".
1.2 Los anticristos, los grandes enemigos que denuncia Juan, son en realidad
enemigos de la carne de Cristo. Hablarán de él como de un maestro (uno entre
muchos); dirán que es puro, bello, majestuoso, luminoso, pero callarán el
misterio que da su sentido más hondo a todos esos elogios: él es de nuestra
naturaleza; su carne es nuestra carne; ha cargado sobre sí nuestros delitos; nos
conoce por dentro; ha vencido desde dentro al enemigo que nos acechaba y ahora
nos ofrece no sólo su ejemplo sino su preciosa gracia, sin la cual es imposible
vencer.
1.3 Es sumamente valiosa por esto la síntesis que nos ofrece este capítulo
tercero de la primera carta de Juan: "éste es su mandamiento: que creamos en la
persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros" (1 Jn 3,23).
Esta es la vida cristiana: creer y amar.
1.4 ¿En dónde se encuentran el creer y el amar? En la carne de Jesucristo.
Creemos que su misterio no es una fábula, porque sucedió en una carne y en una
historia como nuestra carne y como nuestra historia. Amamos, porque nuestra
existencia en una carne como la suya sólo puede ser espejo de la vida nueva que
hemos recibido y que proviene de él, de su carne misma.
2. El ministerio del Bautista y el ministerio de
Jesús
2.1 El texto del evangelio de hoy nos permite articular el ministerio de Juan
Bautista y el de Jesús. Entre estos dos ministerios no hay solamente una
secuencia de tiempo; hay algo mucho más profundo, y con la ayuda del Señor
deseamos descubrirlo cuanto Dios nos lo conceda.
2.2 Jesús inicia su predicación después del arresto de Juan. No es sólo un orden
temporal de hechos; estamos ante una lectura de los signos de los tiempos
realizada por Jesús, después de superar las tentaciones del desierto, luego de
haber sido bautizado por el mismo Juan.
2.3 Jesús deja Nazaret, y con ella, a María, su Madre. Desde este momento su
morada será cada vez más incierta hasta el día en que tenga que decir que no
tiene dónde reclinar su cabeza (Mt 8,20). Por ahora, su primera escala es la
ciudad costera de Cafarnaúm, en donde habrá de realizar un magnífico ministerio
pero con frutos escasos para sus ojos ávidos de más amor y obediencia a Dios
Padre (cf. Mt 11,23). Después dejará Galilea del todo para emprender la
peregrinación final hacia Jerusalén (Lc 9,51). Y por último lo dejará todo para
subir a la Cruz.
2.4 Jesús deja su casa materna. El Génesis enseñaba: "el hombre dejará a su
padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne". Cuando Jesús
deja su casa en Nazaret, parte para sus bodas. Sale a buscar a su Novia, a sanar
a su Esposa, embellecer a su Preferida. Sale Jesús, como verdadero Novio (cf. Mt
9,15; 25,1), según dijo el mismo Bautista (Jn 3,29), y va tras aquella Iglesia,
su Amada, con quien un día celebrará bodas (Ap 19,7). ¡Dichosos los invitados a
ese banquete, preparado con tantas renuncias y tantísimo amor, cuyo preludio es
la Santísima Eucaristía!