Marcos 8,34-9,1:
¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre * El que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvaráAutor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web: fraynelson.com
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre * El que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará
Textos para este día:
Santiago 2,1-9:
Hermanos míos, no juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el
favoritismo. Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien
vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso. Veis al
bien vestido y le decís: "Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado." Al
pobre, en cambio: "Estate ahí de pie o siéntate en el suelo." Si hacéis eso, ¿no
sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos?
Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo
para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo
aman? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre. Y, sin embargo, ¿no son
los ricos los que os tratan con despotismo y los que os arrastran a los
tribunales? ¿No son ellos los que denigran ese nombre tan hermoso que os
impusieron? ¿Cumplís la ley soberana que enuncia la Escritura: "Amarás a tu
prójimo como a ti mismo"? Perfectamente. Pero, si mostráis favoritismos,
cometéis un pecado y la ley prueba vuestro delito.
Marcos 8,34-9,1:
En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: "El
que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y
me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su
vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar
el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien
se avergüence de mí y de mis palabras, en esta generación descreída y malvada,
también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de
su Padre entre los santos ángeles." Y añadió: "Os aseguro que algunos de los
aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su
potencia."
Homilía
Temas de las lecturas: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres? Vosotros, en
cambio, habéis afrentado al pobre * El que pierda su vida por mí y por el
Evangelio la salvará
1. Denuncia de Profeta; Voz de Sabio
1.1 Hemos comentado en otra ocasión del estilo sapiencial de la Carta de
Santiago, en la que meditamos estos días. "Sapiencial" quiere decir relacionado
con el saber vivir, que es el modo como lo entiende la Biblia. Esta Carta, pues,
no insiste en algunos temas típicos de la predicación cristiana primitiva, como
decir el kerigma en cuanto tal, sino que de alguna manera lo presupone, y pasa
entonces a delinear el perfil de una vida genuinamente cristiana.
1.2 El método de Santiago nos puede chocar un poco. Parece concentrarse en
denunciar las incoherencias y mostrar los pecados. No deberíamos suponer, sin
embargo, que esto empobrece el mensaje de gracia y de alegría del Evangelio. En
cierto modo es una señal de amor. Lo que amamos lo protegemos y lo resguardamos
de aquello que pueda desteñirlo o adulterarlo. Por ejemplo: si la comunidad deja
entrar la idolatría por las riquezas, que se traduce en veneración hipócrita y
vacua a los ricos, pronto perderá su esencia y su capacidad de significado. Es
aquí donde el apóstol deja ver su amor que defiende y habla con vigor.
2. El Rostro del Mesías
2.1 En el evangelio de hoy, por otra parte, Pedro respondió acertadamente a
Cristo: "Tú eres el Mesías." Pero ni él ni sus compañeros sabían cabalmente qué
quería decir eso de ser el Mesías; por ello Jesús se esfuerza en enseñarles "con
toda claridad" de qué se trata su mesianismo (Mc 8,32).
2.2 Esa claridad sobre el camino del dolor como vía de redención ofusca los ojos
de Pedro el entusiasta, quien, como si se tratara de un acto de caridad,
reprende a Jesús a solas. Jesús corrige en público a Pedro seguramente porque
entendía que, aunque Pedro hubiera tomado la iniciativa, sus ideas no eran sólo
suyas sino que las compartían un poco todos.
2.3 Pedro tuvo aquí pensamientos "como los hombres." Es propio del ser humano
huir del dolor y sin embargo buscar la salvación. Por ello necesitábamos un
Redentor que entendiera que necesitamos la salvación aunque somos cobardes ante
el sufrimiento. Y este es Jesucristo, hombre como nosotros, pero con el
pensamiento de Dios.
2.4 Aunque es posible que lo que más les hubiera fastidiado no hubiera sido lo
del dolor sino lo del rechazo. Es condición del Mesías ser rechazado, y esto
implica la amargura de quedarse sin ese sustento que todos buscamos en la propia
familia, los amigos o los paisanos. Es como si Jesús hubiera enseñado: "el
Mesías no tendrá apoyo de nadie," y esto, si bien lo pensamos, es razonable: el
salvador de los hombres no podía esperar de los mismos hombres su amparo. El
Mesías debía tener como solo apoyo a Dios.