Mateo 5, 1-12:
Elías sirve al Señor, Dios de Israel * Dichosos los pobres en el espírituAutor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web: fraynelson.com
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Elías sirve al Señor, Dios de Israel * Dichosos
los pobres en el espíritu
Textos para este día:
1 Reyes 17, 1-6:
En aquellos días, Elías, el tesbita, de Tisbé de Galaad, dijo a
Ajab: "¡Vive el Señor, Dios de Israel, a quien sirvo! En estos años no caerá
rocío ni lluvia si yo no lo mando."
Luego el Señor le dirigió la palabra: "Vete de aquí hacia el oriente y escóndete
junto al torrente Carit, que queda cerca del Jordán. Bebe del torrente y yo
mandaré a los cuervos que te lleven allí la comida."
Elías hizo lo que le mandó el Señor, y fue a vivir junto al torrente Carit, que
queda cerca del Jordán.
Los cuervos le llevaban pan por la mañana y carne por la tarde, y bebía del
torrente.
Mateo 5, 1-12:
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se
sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar enseñándoles:
"Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que
lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los que tienen hambre y sed de
la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque
ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se
llamarán "los hijos de Dios". Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten,
y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y
contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma
manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros".
Homilía
Temas de las lecturas: Elías sirve al Señor, Dios de Israel * Dichosos
los pobres en el espíritu
1. Lenguaje Drástico
1.1 La primera lectura nos presenta la drástica acción del profeta
Elías. En virtud de su palabra poderosa, este hombre de Dios azota al reino del
norte, el Reino de Israel, que ha caído en espantosa e insufrible idolatría.
1.2 A primera vista quedamos tentados de repetir los consabidos estribillos: "El
Dios castigador del Antiguo Testamento...", "el Dios guerrero y vengativo...", y
otros más, hasta llegar incluso a oponer el mensaje del amor en el Nuevo
Testamento con escenas como esta que parecieran marcadas por una ira enconada.
1.3 Esa manera de ver las cosas es en realidad muy superficial. Cuando tomamos
en serio la libertad humana, que implica nuestra espantosa capacidad de
obstinación, entendemos también que algunas veces el único lenguaje posible es
el de los hechos. Nuestro orgullo y nuestra codicia pueden llegar a crecer hasta
volverse monstruos insaciables. Sólo cuando los recursos se acaban empezamos a
descubrir la locura de nuestros proyectos.
1.4 Un ejemplo representativo fue Hitler. De su demencial invasión a Rusia tuvo
que aprender que no tenía una reserva infinita ni de fuerzas, ni de tanques ni
de personas. En tales circunstancias, ¿no es amor detener la locura de nuestras
pretensiones?
2. Anuncio de Gozo
2.1 Nadie duda del carácter paradójico de las bienaventuranzas que
hemos escuchado en el evangelio de hoy. Eso de llamar felices a los pobres, los
sufridos, los mansos o los perseguidos es una contradicción abierta y casi
desafiante a los valores y estilos que vemos triunfar en el mundo.
2.2 Pero hay que ir más allá de la paradoja. O mejor: antes de la paradoja
conviene descubrir esa palabra que lo inaugura todo y lo resume todo:
"¡Dichosos!"; "¡Felices!". No tengamos temor a pensarlo, a celebrarlo y a
decirlo: el Evangelio es un mensaje de dicha. Si ese dicha se parece o no a lo
que hemos aprendido no es nuestra primera preocupación ni nuestro primer tema.
Lo primero es que se anuncia dicha, alegría, felicidad.
2.3 El lenguaje de la alegría es sencillamente irreemplazable para el corazón
humano. Simplemente necesitamos alegría, así como necesitamos aire, salud, agua
o alimento. O es probable que necesitemos más de la alegría que de esas otras
cosas, porque lamentablemente no faltan quienes, llevados por la angustia o la
tristeza, desechen la posibilidad misma de vivir y se arrojen a la muerte aun
teniendo aire, alimento, agua y salud.
2.4 El Evangelio promete alegría; anuncia alegría; construye alegría. Su modo de
alcanzar esta alegría puede parecernos extraño, pero ello no nos autoriza a
desconfiar de la novedad que implica.