Mateo 10,26-33:
Libró la vida del pobre de manos de los impíos * No hay proporción entre el delito y el don * No tengáis miedo a los que matan el cuerpo

Autor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web:
fraynelson.com  

 

Lecturas de la S. Biblia

Temas de las lecturas:
Libró la vida del pobre de manos de los impíos * No hay proporción entre el delito y el don * No tengáis miedo a los que matan el cuerpo

Textos para este día:

Jeremías 20,10-13:

Dijo Jeremías: "Oía el cuchicheo de la gente: "Pavor en torno; delatadlo, vamos a delatarlo." Mis amigos acechaban mi traspié: "a ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él." Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará.

Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos."


Romanos 5,12-15:

Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Pero, aunque antes de la Ley había pecado en el mundo, el pecado no se imputaba porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que había de venir. Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud.

Mateo 10,26-33:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.

Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre.


Homilía

Temas de las lecturas:
Libró la vida del pobre de manos de los impíos * No hay proporción entre el delito y el don * No tengáis miedo a los que matan el cuerpo

1. ¿Un "Rambo" del Antiguo Testamento?

1.1 Millones de personas recuerdan a Rambo, arquetipo del guerrero americano que, solo contra el mundo, finalmente sale vencedor. Es un hombre resistente, de rostro de piedra, capaz de aguantar todo y con una gran fuerza y capacidad de respuesta.

1.2 Jeremías pareciera estar en una situación similar. Todos le atacan; todos se burlan; está solo contra el mundo. Pero hasta ahí llegan las semejanzas. Mientras que Rambo se apoya en sí mismo y en su formidable preparación física y psicológica, Jeremías tiene un secreto distinto: "el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado." Rambo sólo aguanta. Jeremías aguanta porque ora.

2. Fuertes con la Fuerza de Dios

2.1 Lo que hizo Jeremías es una proeza, por supuesto, porque no fueron pocos sus sufrimientos y a pesar de todo y de todos logró salir adelante con su misión y su mensaje. Pero esta proeza no debe quedarse sólo en el siglo VI antes de Cristo. Hoy somos invitados a tener la fe de Jeremías para lograr como él la victoria.

2.2 Jesús nos da fuerza ante todo con su ejemplo, luego con su oración por nosotros, y también con su enseñanza. "No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma," nos dice, y así le da un centro de reposo y un criterio de acción a nuestros corazones, cuando llega el momento de la batalla.

3. los Argumentos de Cristo para Darnos Fuerza en la Prueba

3.1 Y estos son los argumentos del Señor para darnos fortaleza. Primero, que la verdad es una sola, y que por lo tanto la mentira tiene sus días contados. El que se pone de parte de la verdad sufrirá, pero verá la victoria.

3.2 En segundo lugar, lo ya dicho: hay valores que priman. No es lo mismo perder la salud que perder la gracia. No es lo mismo sufrir dolor que escuchar el lamento de la propia conciencia.

3.3 En tercer lugar, que hay un límite para lo que los enemigos pueden hacer. Esto es algo que han experimentado quienes han pasado por espantosas experiencias de prisión o tortura. En el centro de su mente han encontrado un reducto de libertad que a veces ni la muerte mismo les pudo arrebatar. Santa Catalina de Siena decía que ni el demonio ni criatura alguna puede forzarnos a pecar.

3.4 En cuarto lugar, la consideración de quién es el verdadero Juez. Este cargo supremo no lo tiene la opinión pública ni la palabra de nuestros adversarios. El que puede condenar o salvar es Dios. Lo único sensato es permanecer adheridos a él, pase lo que pase.

3.5 En quinto lugar, él no es sólo nuestro Juez al final; es ya quien mejor nos conoce y quien más nos ama. El mundo, aunque a veces lo dudemos, no está al garete de fuerzas incomprensibles u hostiles. No somos juguetes del azar ni piñones de un mecanismo anónimo. Cada uno es precioso ante Dios. Lo único sabio es unirse a él.

3.6 En sexto lugar, Cristo mismo sabe de nuestro combate, y es generoso en retribuir a sus leales. Aunque no es exactamente un negocio, en realidad ningún negocio es mejor que invertir en fidelidad a Jesucristo. Nadie es tan agradecido, tan hermosamente agradecido, como él.