Mateo 13,1-23:
La lluvia hace germinar la tierra * La creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios * Salió el sembrador a sembrarAutor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web: fraynelson.com
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas:
La lluvia hace germinar la tierra * La creación, expectante, está aguardando la
plena manifestación de los hijos de Dios * Salió el sembrador a sembrar
Textos para este día:
Isaías 55,10-11:
Así dice el Señor: "Como bajan la
lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la
tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan
al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía,
sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo."
Romanos 8,18-23:
Hermanos: Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la
gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está
aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la
frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la
esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la
corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque
sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de
parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu,
gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la
redención de nuestro cuerpo.
Mateo 13,1-23:
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a
él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó
de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: "Salió el sembrador a
sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se
lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y,
como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol,
se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que
crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos,
ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga."
[Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en
parábolas?" Él les contestó: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos
del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de
sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en
parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá
en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con
los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de
oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni
entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure." ¡Dichosos
vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos
profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que
oís y no lo oyeron.
Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la
palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su
corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno
pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero
no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución
por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la
palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y
se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la
palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por
uno."]
Homilía
Temas de las lecturas: La lluvia hace germinar la tierra
* La creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos
de Dios * Salió el sembrador a sembrar
1. Gotas y Semillas
1.1 La primera lectura de hoy compara a la Palabra de Dios con la
lluvia; el evangelio la relaciona con la semilla. El mundo de la agricultura nos
ayudará hoy a entender el misterio maravilloso que acontece cuando Dios habla y
alguien escucha.
1.2 No es causalidad esta comparación. El campo es el lugar donde brota la vida;
una vida que no vemos pero que sí necesitamos; una vida que hace posible nuestra
propia vida. Y aunque comprendemos en parte lo que sucede entre la tierra, la
semilla y el agua, un corazón atento siempre sabe maravillarse de gozo cuando
aparece la espiga.
2. Palabras Eficaces
2.1 La primera lectura enfatiza la
eficacia, es decir, el poder que hay en la Palabra de Dios. El resumen está en
esa frase: "así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin
resultado."
2.2 ¿Por qué dice Dios que la palabra "vuelve" a él? Esto no es obvio al
principio. Uno no habla para que le devuelvan lo que uno ha dicho. En esto hay
un misterio más, muy bello, que uno puede percibir con el verbo "bendecir." Dios
nos bendice y nosotros bendecimos a Dios. O mejor: nosotros bendecimos porque
hemos sido bendecidos. Bendecir viene de "decir bien," esto es: "decir la
palabra justa, bella, sabia, apropiada. Dios nos bendijo porque nos dio la
Palabra que salva; nosotros le bendecimos porque somos su pueblo adquirido, la
raza que él ha salvado.
3. Semillas como Gotas de Lluvia
3.1 Así como las gotas de lluvia
parece que se perdieran, cayendo en desorden por todas partes, así la siembra
tradicional entre los campesinos del pueblo de Jesús; ellos sembraban haciendo
llover la vida sobre la tierra. Era un método poco práctico en que mucho se
desperdiciaba. La parábola de hoy nos recuerda eso: que mucho se desperdicia.
3.2 Nuestro Dios es un Dios que desperdicia. Suena casi a herejía pero en
realidad lo decimos con máximo respeto y con inmensa admiración. En el plano
puramente terrenal, ¿quiénes son los que desperdician sino los que tienen en
abundancia? Los muy ricos organizan fiestas y banquetes donde mucho se
desperdicia, y pareciera que no les importara si se pierde mucho licor o comida.
Así muestran que son verdaderamente ricos.
3.3 Nuestro Dios es auténticamente rico y su riqueza no es engañosa. Es rico en
amor, es rico en perdón, es rico en justicia y en sabiduría. Hace hermosos
amaneceres que ningún pintor podría pintar... y deja que se "desperdicien" sin
que nadie los contemple. Inventa millones y millones de galaxias que al parecer
nadie ha visto ni podrá ver. Dios se da el "lujo" de derrochar su amor y de
esparcir a placer su Palabra. Mucho parece perderse, mucho de hecho se pierde,
pero el resultado no engaña: la cosecha será abundante.