Mateo 13, 31-35:

El pueblo será como ese cinturón, que ya no sirve para nada * El grano de mostaza se hace un arbusto, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas
Autor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web:
fraynelson.com  

 

 

Lecturas de la S. Biblia

TTemas de las lecturas: El pueblo será como ese cinturón, que ya no sirve para nada * El grano de mostaza se hace un arbusto, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas

Textos para este día:

Jeremías 13, 1-11:


Así me dijo el Señor: "Vete y cómprate un cinturón de lino, y rodéate con él la cintura; pero que no toque el agua." Me compré el cinturón, según me lo mandó el Señor, y me lo ceñí.

Me volvió a hablar el Señor: "Toma el cinturón que has comprado y llevas ceñido, levántate y ve al río Éufrates, y escóndelo allí, entre las hendiduras de las piedras." Fui y lo escondí en el Éufrates, según me había mandado el Señor. Pasados muchos días, me dijo el Señor: Levántate, vete al río Éufrates y recoge el cinturón que te mandé esconder allí."

Fui al Éufrates, cavé, y recogí el cinturón del sitio donde lo había escondido: estaba estropeado, no servía para nada.

Entonces me vino la siguiente palabra del Señor: Así dice el Señor: De este modo consumiré la soberbia de Judá, la gran soberbia de Jerusalén. Este pueblo malvado que se niega a escuchar mis palabras, que se comporta con corazón obstinado y sigue a dioses extranjeros, para rendirles culto y adoración, será como ese cinturón, que ya no sirve para nada.

Como se adhiere el cinturón a la cintura del hombre, así me adherí la casa de Judá y la casa de Israel -oráculo del Señor-, para que ellas fueran mi pueblo, mi fama, mi alabanza, mi ornamento; pero no me escucharon."


Mateo 13, 31-35:

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: "El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas".

Les dijo otra parábola: "El Reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente". Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: "Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo".



Homilía


Temas de las lecturas:
El pueblo será como ese cinturón, que ya no sirve para nada * El grano de mostaza se hace un arbusto, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas

1. Deshaciendo el Orgullo

1.1 La primera lectura nos presenta un buen ejemplo de las acciones simbólicas con las que los profetas enseñaron tantas cosas a sus hermanos en la fe. En este caso se trata de una faja de lino, tela propia de la ropa interior y de la ropa de cierta finura, que se echa a perder por la acción del agua del río Éufrates.

1.2 Lo importante de esa ropa ceñida al cuerpo es que indica lo que es más íntimo y personal, y también lo que es más delicado, en el sentido de fino. Aplicado a Israel el mensaje es: "tú eres tan mío como mi intimidad y eres de buena y hermosa factura, pero te has echado a perder." La consecuencia es que no cabe orgullo sino arrepentimiento y que no es tiempo de vanagloria sino de autoexamen y contrición.

1.3 Podemos relacionar este texto con nosotros mismos: ¿nos sentimos preciosos ante Dios? ¿Conocemos lo que es estar "pegados," ceñidos a él? ¿Descubrimos también lo que es "echarse a perder," por dejar que aguas extrañas de paganismo y de idolatría entren en nuestra vida?

2. Como un grano de mostaza

2.1 Aquel canto carismático, tan difundido, seguramente viene a nuestra memoria. Y es bueno que una canción pueble nuestra mente, si ello nos ayuda a enamorarnos del precioso mensaje de Cristo Jesús.

2.2 El mensaje es sencillo: lo más pequeño puede llegar a ser lo más grande. Sin duda a Cristo le llamaban la atención y quería que nos atrajeran los contrastes: hay primeros que serán últimos; el que se ensalza será humillado; lo pequeño quizá será lo más grande; lo oculto quedará de manifiesto... En todos estos casos el Señor parece exhortarnos a no fiarnos de las apariencias, o quizá más aún: a desconfiar de lo que aparece y buscar el estilo y el plan de Dios en aquello que no aparece, en lo que no se impone por sí mismo ni se hace propaganda a sí mismo.

2.3 Asumir la "lógica del grano de mostaza", entonces, es todo un programa de vida: es pensar que Dios puede decir sus mejores discursos por boca de los que juzgamos torpes, inútiles o poco listos; es amar lo sencillo, lo sobrio y lo discreto, y desconfiar de lo ampuloso, lo prepotente o lo deslumbrante; es cuidar la vida frágil: la del embrión, la del agonizante, la del emigrante; es adorar con las cosas elementales y con la gente que no cuenta; es creer con fe viva que en la Eucaristía está Él.