San Marcos 12,28b-34:
Dígnate apiadarte de ella y de mí, y haznos llegar juntos a la vejez * No hay mandamiento mayor que éstos
Autor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web: fraynelson.com
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Dígnate apiadarte de ella y de mí, y haznos
llegar juntos a la vejez * No hay mandamiento mayor que éstos
Textos para este día:
Tobías 6,10-11;7,1.9-17;8,4-9a:
En aquellos días, habían entrado ya en Media y estaban cerca de
Ecbatana, cuando Rafael dijo al chico: "Amigo Tobías." Él respondió: "¿Qué?"
Rafael dijo: "Hoy vamos a hacer noche en casa de Ragüel. Es pariente tuyo, y
tiene una hija llamada Sara." Al llegar a Ecbatana, le dijo Tobías: "Amigo
Azarías, llévame derecho a casa de nuestro pariente Ragüel." El ángel lo llevó a
casa de Ragüel. Lo encontraron sentado a la puerta del patio; se adelantaron a
saludarlo, y él les contestó: "Tanto gusto, amigos; bien venidos." Luego los
hizo entrar en casa. Ragüel los acogió cordialmente y mandó matar un carnero.
Cuando se lavaron y bañaron, se pusieron a la mesa. Tobías dijo a Rafael: "Amigo
Azarías, dile a Ragüel que me dé a mi pariente Sara." Ragüel lo oyó, y dijo al
muchacho: "Tú come y bebe y disfruta a gusto esta noche. Porque, amigo, sólo tú
tienes derecho a casarte con mi hija Sara, y yo tampoco puedo dársela a otro,
porque tú eres el pariente más cercano. Pero, hijo, te voy a hablar con toda
franqueza. Ya se la he dado en matrimonio a siete de mi familia, y todos
murieron la noche en que iban a acercarse a ella. Pero bueno, hijo, tú come y
bebe, que el Señor cuidará de vosotros." Tobías replicó: "No comeré ni beberé
mientras no dejes decidido este asunto mío." Ragüel le dijo: "Lo haré. Y te la
daré, como prescribe la ley de Moisés. Dios mismo manda que te la entregue, y yo
te la confío. A partir de hoy, para siempre, sois marido y mujer. Es tuya desde
hoy para siempre. El Señor del cielo os ayude esta noche, hijo, y os dé su
gracia y su paz."
Llamó a su hija Sara. Cuando se presentó, Ragüel le tomó la mano y se la entregó
a Tobías, con estas palabras: "Recíbela conforme al derecho y a lo prescrito en
la ley de Moisés, que manda se te dé por esposa. Tómala y llévala enhorabuena a
casa de tu padre. Que el Dios del cielo os dé paz y bienestar." Luego llamó a la
madre, mandó traer papel y escribió el acta del matrimonio: "Que se la entregaba
como esposa conforme a lo prescrito en la ley de Moisés." Después empezaron a
cenar.
Ragüel llamó a su mujer Edna y le dijo: "Mujer, prepara la otra habitación y
llévala allí." Edna se fue a arreglar la habitación que le había dicho su
marido. Llevó allí a su hija y lloró por ella. Luego, enjugándose las lágrimas,
le dijo: "Ánimo, hija. Que el Dios del cielo cambie tu tristeza en gozo. Ánimo,
hija." Y salió. Cuando Ragüel y Edna salieron, cerraron la puerta de la
habitación. Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: "Mujer, levántate, vamos
a rezar, pidiendo a nuestro Señor que tenga misericordia de nosotros y nos
proteja." Se levantó, y empezaron a rezar, pidiendo a Dios que los protegiera.
Rezó así: "Bendito eres, Dios de nuestros padres, y bendito tu nombre por los
siglos de los siglos. Que te bendigan el cielo y todas tus criaturas por los
siglos. Tú creaste a Adán, y como ayuda y apoyo creaste a su mujer, Eva; de los
dos nació la raza humana. Tú dijiste: "No está bien que el hombre esté solo, voy
a hacerle alguien como él, que lo ayude." Si yo me caso con esta prima mía, no
busco satisfacer mi pasión, sino que procedo lealmente. Dígnate apiadarte de
ella y de mí, y haznos llegar juntos a la vejez." Los dos dijeron: "Amén, amén."
Y durmieron aquella noche.
Marcos 12,28b-34:
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Qué
mandamiento es el primero de todos?" Respondió Jesús: "El primero es: "Escucha,
Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con
todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El
segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor
que éstos."
El escriba replicó: "Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor
es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con
todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale
más que todos los holocaustos y sacrificios." Jesús, viendo que había respondido
sensatamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios." Y nadie se atrevió a
hacerle más preguntas.
Homilía
Temas de las lecturas: Dígnate apiadarte de ella y de mí, y haznos
llegar juntos a la vejez * No hay mandamiento mayor que éstos
1. Aprendamos qué cosa es el matrimonio
1.1 La oración de Tobías antes de consumar su matrimonio con
Sara es un ejemplo muy bello de piedad y amor a Dios pero también es una
catequesis preciosa sobre el sentido del matrimonio. Tobías dice qué quiere
excluir y qué quiere incluir de su intención de matrimonio.
1.2 Quiere excluir ante todo la simple satisfacción de sus pasiones; quiere
incluir la compañía: "que vivamos juntos hasta la vejez." Es clave esa
diferencia: la pasión, por contraste, no quiere que la pareja envejezca y por
eso prefiere cambiarla o buscar otra.
1.3 Tobías nos enseña también el contexto de amor que hace posible a la pareja.
Su plegaria no es una lista de peticiones en primer lugar, sino una alabanza:
"Bendito seas, Dios de nuestros padres y bendito sea tu nombre por los siglos de
los siglos." Pasa al reconocimiento del señorío de Dios, y de ahí al
reconocimiento de su plan para con la pareja humana. Su amor a Sara queda
inscrito en el amor de Dios hacia la humanidad.
2. Directo a la esencia
2.1 Una pregunta directa provocó una respuesta directa: Uno
de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Cuál es el primero de todos
los mandamientos?" Jesús le respondió: "El primero es: Escucha, Israel: El
Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo
es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor
que éstos".
2.2 Es bueno recordar ese lenguaje escueto porque en un mundo plagado de
fachadas y máscaras es fácil acostumbrarse a disculparlo todo o justificarlo
todo o venderlo todo. El orden empieza siempre con un pensamiento claro en la
mente; una idea llena de luz atrae a otras. Y hoy Jesús nos da esa clave
fundamental, ese primer principio que iluminó su alma santa y que quiere
iluminar también nuestras vidas.
2.3 La palabra fundamental en la respuesta de Jesucristo no la podemos perder:
AMA. El resto de su respuesta es esencial también, porque todo depende de a
quién ames y con qué amor. Tal fue el regalo que nos dio con su vida y su
muerte. Bien podemos resumir la existencia de Cristo diciendo que fue una gran
cátedra de amor en la que aprendimos que hemos de amar para vivir y hemos de
aprender a amar para vencer a la muerte y alcanzar la vida que no muere.