San Mateo 5,13-16:
Jesús no fue primero "sí" y luego "no"; en él todo se ha convertido en un "sí" * Vosotros sois la luz del mundoAutor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web: fraynelson.com
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Jesús no fue primero "sí" y luego "no"; en él
todo se ha convertido en un "sí" * Vosotros sois la luz del mundo
Textos para este día:
2 Corintios 1,18-22:
Hermanos: ¡Dios me es testigo! La palabra que os dirigimos no fue
primero "sí" y luego "no". Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano,
Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero "sí" y luego "no"; en él todo se
ha convertido en un "sí"; en él todas las promesas han recibido un "sí". Y por
él podemos responder "Amén" a Dios, para gloria suya. Dios es quien nos confirma
en Cristo a nosotros junto con vosotros. Él nos ha ungido, él nos ha sellado, y
ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu.
Mateo 5,13-16:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros sois la sal de
la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que
para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se
puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una
lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que
alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que
vean vuestras buenas obras.
Homilía
Temas de las lecturas: Jesús no fue primero "sí" y luego "no"; en él
todo se ha convertido en un "sí" * Vosotros sois la luz del mundo
1. Fieles con la fidelidad de Dios
1.1 La relación de Pablo con la comunidad de Corinto fue bastante
compleja y cargada de tensiones y desilusiones, así como también de algunas
sorpresas gratas y amables esperanzas.
1.2 Por eso nos extraña que la comunicación epistolar entre el apóstol fundador
de esta iglesia de Corinto y la comunidad por él fundada resultara también
compleja y llena de situaciones que comprendemos bien en sus líneas generales
pero cuyos detalles a veces se nos escapan.
1.3 Cuando el apóstol habla, por ejemplo, del consuelo de Dios o cuando dice,
como hemos escuchado en el texto de hoy: "nuestras palabras no son hoy sí y
mañana no", seguramente está aludiendo a reproches, indirectas o murmuraciones
que ciertamente dificultaron su labor apostólica y le propinaron más de una
amargura o disgusto.
1.4 Es bueno conservar esta escala "real" al recordar las condiciones en que
nació el cristianismo, para no idealizar a seres humanos que, como nosotros,
vivieron sus propias dificultades y produjeron sus propias decepciones. A veces
sucede, en efecto, que cuando hablamos de "los primeros cristianos" dejamos
volar una especie de romanticismo espiritual que no ayuda a comprender cuál es
el verdadero lugar de la fidelidad y de la gracia de Dios en la vida de ellos y
en nuestra propia vida.
1.5 En el breve pasaje de hoy en la primera lectura, por ejemplo, Pablo desea
mostrar el fundamento de su propio testimonio apostólico en la indubitable
fidelidad de Dios. En Cristo se han cumplido "todas las promesas"; en él halla
cimiento nuestra esperanza; en él es posible también para nosotros encontrar una
fuente, una razón y una base para ser fieles.
2. La Sal de la tierra, la Luz del mundo
2.1 Jesús nos regala en el evangelio de hoy dos comparaciones
fantásticas en su fecundidad y de inmenso éxito en la predicación cristiana.
¿Quién no ha oído, quién no recuerda las palabras que, otra vez hoy, nos llegan
como el lamento de un profeta o la esperanza de un poema?
2.2 Ahora bien, Jesús no habla de la sal, sin más, ni de la luz, sin más. Habla,
más que de dos cosas, de dos situaciones que quiere que sus discípulos eviten.
No es una comparación abstracta entre dos realidades terrenas y esa realidad de
gracia que es ser discípulo del Señor; más bien es una imagen viva, una imagen
en movimiento, de dos situaciones que los discípulos necesitan aprender a
superar o evitar.
2.3 No nos quedemos entonces con la "sal" y la "luz"; si vamos a dar nombre a
las cosas, el tema es "sal desabrida" y "luz ocultada". Los adjetivos
calificativos son importantes; son realmente básicos aquí, si queremos
comprender el verdadero alcance de la enseñanza de Nuestro Señor: sal
"desabrida" y luz "ocultada".
2.4 Estos calificativos corresponden a sendos riesgos o tentaciones. Es fácil
contentarse con ser "sal" sin percatarse de que hace rato se ha perdido el
sabor. Es fácil y tentador deleitarse en el resplandor de la propia "luz" sin
caer cuenta de que ya no alumbramos realmente a nadie. Frente a estas
posibilidades que nos seducen en silencio se levanta la voz del profeta de
Nazareth, porque no quiere que durmamos porque se apagó nuestra luz o se
disolvió nuestro sabor.