V Domingo de Pascua, Ciclo C
San Juan 13, 31-33a. 34-35: Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos * Dios enjugará las lágrimas de sus ojos * Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros.

Autor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web:
fraynelson.com  

 

 

Lecturas de la S. Biblia

Temas de las lecturas:
Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos * Dios enjugará las lágrimas de sus ojos * Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros

Textos para este día:

Hechos de los apóstoles 14, 21b-27:

En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios.

En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir.

Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.


Apocalipsis 21, 1-5a:

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: "Ésta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado." Y el que estaba sentado en el trono dijo: "Todo lo hago nuevo."

San Juan 13, 31-33a. 34-35: Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos * Dios enjugará las lágrimas de sus ojos * Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: "Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.

Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros.

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros."

Homilía

Temas de las lecturas:
Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos * Dios enjugará las lágrimas de sus ojos * Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros

1. El Impacto de la Vida Cotidiana

1.1 El comienzo de la Pascua es una noticia explosiva, conmovedora, capaz de remecer el universo: "Cristo ha resucitado. ¡Él vive!" Esta certeza embriagante se parece a una declaración de amor, cuando el corazón que se había achicado por la incertidumbre de pronto se siente con derecho de expandirse con el gozo. Y lo mismo que en una declaración de amor existe un poco el riesgo de dejarse llevar por esa embriaguez y suponer que las dificultades simplemente se han esfumado y que de repente todo será sencillo, expedito y feliz.

1.2 Sigamos la comparación. Los días pasan y las mismas personas que hace poco sentían que se reventaban de gozo descubren que no pocas asperezas y trabajos están todavía por delante. Por decir algo, el hecho de que se amen puede hacer llevadero que haya que pagar impuestos, pero los impuestos siguen siendo algo tal vez enojoso de preparar y de pagar.

1.3 Algo parecido nos cuenta con hermosa pedagogía el libro de los Hechos de los Apóstoles, como se ve bien en la primera lectura de hoy. Es verdad que Jesús vive. Es verdad que su vida nos da vida y fuerza y gozo. Pero también es verdad que "hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios." Vivir la Pascua, entonces, no es vivir de ilusiones. No es imaginar un mundo rosado o un jardín de delicias, sino comprender que aunque esta tierra sigue siendo tierra de sembradío, la cosecha está asegurada y el amor, un amor cierto y firme como la victoria de Cristo, habrá de apresurarla.

2. La Mirada Fija en la Meta

2.1 Y sin embargo, así como hay que ser "realistas," es preciso vivir en la saludable y bella tensión de la esperanza. Las realidades y dificultades de cada día nos pueden ir desgastando, como también sucede a las parejas y familias que sienten que su amor se desgasta y anquilosa con la rutina. Por eso es necesario saber levantar la mirada de cuando en cuando para recordar hacia dónde va el camino y para sonreír con las caricias que nuestro Padre Dios sabe darnos incluso mientras vamos caminando.

2.2 Una de esas caricias es el libro del Apocalipsis. Mucha gente lo ve sólo como un libro "terrible," como una colección de cuadros surreales que cautivan y marean la vista. En realidad, el Apocalipsis es el gran Manifiesto de la Esperanza Cristiana. Es un canto colmado de certeza. Es una poesía que se eleva de en medio de la rutina que asfixia o la persecución que paraliza. A ver, ¿quién no se pone en movimiento para ir hacia esa mansión de la que no se nos habla en la segunda lectura: Ésta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado?

2.3 Caminar en la esperanza no es caminar en la irrealidad. Caminar en la amargura no es caminar en la realidad. Lo real tiene su arista de dolor pero tiene también su música propia, la que le dio Cristo muriendo en realidad para, en realidad, resucitar.

3. El Amor es lo más parecido a la presencia de Cristo

3.1 A medida que se acerca la fiesta de la Ascensión y van avanzando con prisa estos días del tiempo pascual es inevitable preguntarnos por la presencia de nuestro Amado, nuestro Señor Jesús. El primer día de la Pascua, la Magdalena corrió a buscarlo, y en esa prisa de amor estábamos todos representados porque a todos nos hace falta Él, pues sólo Él es Maestro del Amor que no muere.

3.2 El evangelio de hoy nos recuerda que ese amor de Él es tan visible como Él mismo. Escuchemos de nuevo: "Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros." La partida de Cristo y el mandamiento del amor están relacionados. Uno no puede amar como Cristo sin Cristo, y por ese el que ama como Cristo es presencia de Cristo.