San Mateo 23, 13-22:
El Señor sea glorificado en vosotros, y vosotros en él * ¡Ay de vosotros, guías ciegos!

Autor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web:
fraynelson.com  

 

 

Lecturas de la S. Biblia

Temas de las lecturas: El Señor sea glorificado en vosotros, y vosotros en él * ¡Ay de vosotros, guías ciegos!

Textos para este día:

2 Tesalonicenses 1, 1-5. 11b-12:

Pablo, Silvano y Timoteo a los tesalonicenses que forman la Iglesia de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Os deseamos la gracia y la paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo.

Es deber nuestro dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos; y es justo, pues vuestra fe crece vigorosamente, y vuestro amor, de cada uno por todos y de todos por cada uno, sigue aumentando.

Esto hace que nos mostremos orgullosos de vosotros ante las Iglesias de Dios, viendo que vuestra fe permanece constante en medio de todas las persecuciones y luchas que sostenéis.

Así se pone a la vista la justa sentencia de Dios, que pretende concederos su reino, por el cual bien que padecéis.

Nuestro Dios os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; para que así Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de Dios y del Señor Jesucristo.

San Mateo 23, 13-22:

En aquel tiempo habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los cielos! Ni entráis vosotros, no dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que devoráis los bienes de las viudas con pretexto de largas oraciones! Vuestra sentencia será por eso más severa. ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga". ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo, jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él".

Homilía

Temas de las lecturas:
El Señor sea glorificado en vosotros, y vosotros en él * ¡Ay de vosotros, guías ciegos!

1. Saludo a Una Comunidad Cristiana

1.1 La primera lectura de hoy, tomada del comienzo de la Segunda Carta de San Pablo a los fieles de Tesalónica, es un precioso testimonio de las relaciones de fe y amor que sirvieron de contexto en el nacimiento de las primeras comunidades cristianas. Examinemos un poco qué aparece ahí porque estas palabras no son puras fórmulas de cortesía.

1.2 Comenta Santo Tomás de Aquino que los deseos de "gracia" y "paz" que escribe el apóstol son como el resumen de toda la vida espiritual, porque todo empieza en la gracia y todo culmina en el don estimable de la paz. El deseo de gracia nos recuerda que todo ha llegado como un regalo para nosotros, porque su precio fue pagado con amor en la Cruz; el deseo de paz nos recuerda que ningún bien falta a los que acogen ese amor en sus vidas.

1.3 Pablo por una parte reconoce el camino recorrido, pues escribe: "nos mostramos orgullosos de ustedes ante las comunidades cristianas de Dios, y de la constancia y de la fe que ustedes tienen en todas las persecuciones y tribulaciones que están sufriendo." Sin embargo, no considera concluida su tarea de apóstol ni les hace creer a ellos que ya están en la plenitud del Reino, sino que los invita a crecer y prosperar: "Oramos siempre por ustedes, para que Dios los haga dignos de la vocación a la que los ha llamado, y con su poder lleve a efecto tanto los buenos propósitos que han formado." Sus palabras, pues, se dirigen al presente de una comunidad que tiene un fundamento que viene del pasado y que se abre a una perspectiva de futuro.

1.4 Queda claro entonces que los cristianos somos peregrinos. Hay una consumación a la que aquí se alude discretamente pero que ocupará más espacio en el cuerpo de esta misma Carta. Pablo escribe, en efecto: "En el justo juicio de Dios, (ustedes) serán considerados dignos de su Reino, por el cual ahora padecen." Brillan así la fe como cimiento que viene del pasado, el amor como norma del presente y la esperanza como horizonte de futuro.


2. Polémica de Jesús con las Autoridades Judías de su Tiempo

2.1 El evangelio de hoy, por su parte, tiene un tono muy fuerte: son palabras de Jesús que desenmascaran las pretensiones de autoridad de dos grupos fuertes e influyentes de la sociedad judía de su tiempo: los escribas y los fariseos. Los escribas se ufanaban de conocer en profundidad la Escritura y los fariseos tenían su orgullo en practicar mejor que nadie los preceptos allí descritos.

2.2 La palabra clave de toda la invectiva de Nuestro Señor es "hipócritas." Los fariseos y los escribas no son como parecen, no son como se muestran, no son como quieren ser vistos, no son como lo que enseñan: están rotos y su virtud es pura fachada. Seguirlos es volverse como ellos y eso implica perder la capacidad de gozarse en la Buena Nueva de salvación.

2.3 Esto es importante destacarlo: si Jesús denuncia a los escribas y fariseos no es por buscar la importancia o la fama o el poder que ellos detentan. No los fustiga por el hecho de ser pecadores sino porque su pecado los hace ciegos para ver el anuncio de gracia que trae el mismo Jesús. Además, su orgullo vano no sólo los paraliza a ellos sino que los convierte en obstáculo para que otros crean.

2.4 Esta reflexión nos ayuda a entrar un poco en la intención de Jesucristo: no es denunciar por el gusto de hacerlo, ni por hacer alarde de independencia o por ganar multitudes a su favor. Cristo denuncia porque ama. Es el amor que tiene a sus enemigos lo que lo mueve a quitar con vigor inusitado los obstáculos que no se van a quitar de otro modo. Y esos obstáculos son ante todo la soberbia, la mentira y el desprecio a los pequeños. De todo esto aprendemos cuánto detesta Dios estas faltas y cuánto hemos de evitarlas para recibir con gozo y gratitud el don que él nos ofrece.