Solemnidad de la Inmaculada Concepcion

Lc 1, 26 - 38

Autor:  Padre Oscar Balcázar Balcázar

 

 

Gn 3, 9-15. 20   Sal 97  1P 3, 8 - 14    Lc 1,  26 - 38 

«Al sexto mes envió Dios el ángel Gabriel a una ciudad de  Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y, entrando le dijo: "Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se conturbó por estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: "No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande, se le llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob  por los siglos y su reino no tendrá fin." María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que conozco varón?" El ángel le respondió: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra: por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios. Mira también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril , porque no hay nada imposible para Dios". Dijo María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra". Y el ángel, dejándola, se fue.» 

          En el presente domingo, la Iglesia en el Perú celebra -de modo especial- la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.  Por tradición, en nuestro país en lugar se seguir el orden de los Domingos del Tiempo de Adviento celebramos este gran acontecimiento.

 

Esta Solemnidad forma parte de nuestra fe pues en el Concilio de Basilea de 1439 se sugiere la proclamación del dogma de la Inmaculada.  Es el Papa Pío IX  quien, en 1854, proclama el dogma de la Inmaculada Concepción.

 

          Es importante exponer algunos términos.  La palabra concepción, dentro del concepto de la escritura, hace referencia directa a la vida y a la existencia.  Así lo manifiesta el profeta Jeremías y San Pablo (Jr 1, 5; Gál 1, 15); y el salmista dice: "...sobre ti me apoyaba desde el seno de mi madre...".  Al respecto, cuando el ángel le anuncia a María que será la madre de Cristo, se enlaza lo que en el Génesis revela Dios como Creador, pues crea las cosas de la nada.

 

          María ha estado preservada del pecado original. La lectura del Génesis pone al descubierto la realidad del hombre.  Éste en el esplendor de su libertad, llevado por los deseos de su voluntad, se convierte en instrumento de su propia perdición. Así, por la seducción de la serpiente, el hombre es engañado y al mismo tiempo acepta realizar un proyecto paralelo al que Dios le había propuesto.  Él mismo quiere ser dios, conocedor del bien y del mal.  De esta realidad, participa todo hombre que nace. María, por el contrario, es figura de la elección de Dios.

 

          Otro término importante es el de sierva. Dentro de la historia bíblica, este término ha estado referido a los grandes personajes en quienes se ha ido manifestando y desenvolviendo progresivamente la historia de la salvación: Moisés, Samuel, David, los apóstoles, etc.; y, en este sentido, sin excluir al mismo Siervo del Señor, es decir, al propio Jesús.

 

          En este sentido, María es la sierva en quien se realiza la intervención de Dios de manera singular y que no se volverá a repetir, pues así la propia Virgen con inspiración divina lo manifiesta en el cántico del Magníficat: "...porque me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí...".

 

          La Solemnidad de la Inmaculada Concepción pone de  manifiesto la historia de donación total del plan de Dios, que es una historia de gracia y de llamada a una vocación para aquél que escucha y acoge la voz del Pastor.

         

El “sí” de María es una llamada a todos nosotros -los que nos llamamos cristianos- a hacer un examen de conciencia de nuestra propia vida.  A la luz de su “sí” debemos contemplar nuestros pecados, nuestras rebeldías y todos los obstáculos que hemos puesto en nuestra vida para que el proyecto de Dios no se haya realizado en nosotros.

         

Por eso, hoy somos invitados por la voz del ángel (todos los medios humanos que hoy la Iglesia tiene para anunciar el Evangelio) a retornar al paraíso del Edén, esto es, a la vida de gracia, a la unión con Dios, a vivir como el ángel le dijo a María: "...el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra."  Hoy, por tanto, es el día en que podemos colaborar con el Reino de Dios diciendo unidos a María: "...hágase en mí según tu palabra".

Pbro. Oscar Balcázar Balcázar
Rector Seminario Diocesano Corazon de Cristo
Diócesis del Callao - Perú