X Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Mateo 9,9-13

Autor:  Padre Oscar Balcázar Balcázar

 

 

GOs 6,3-6   Sal 49, 1.8.12-15  Rom 4,18-25  Evangelio: Mt 9,9-13

 

Vocación de Mateo

«Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuesto, y le dice: “Sígueme.”  Él se levantó y le siguió.

Y sucedió que estando él a la mesa en la casa, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos.  Al verlo los fariseos decían a los discípulos: “¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?”  Mas él, al oírlo, dijo: “No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal.  Id, pues, a aprender qué significa Misericordia quiero, que no sacrificio.  Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores.”»

 

 

Luego de las celebraciones de la Solemnidad de la Santísima Trinidad y del Cuerpo y la Sangre del Señor, retomamos las lecturas del Tiempo Ordinario.  Tanto el evangelio como la primera lectura nos dan el marco (por decirlo de una manera sencilla) del tema que la Iglesia nos propone en este día. 

 

El profeta Oseas (al inicio del capítulo tres del libro profético) recibe como una orden de Dios el unirse a una adúltera, sabiendo que esta adúltera simbolizaba al pueblo de Israel cuya vida y prácticas en relación a Dios le daban esta imagen.  De otro lado, el evangelio nos presenta la evocación de Leví, cuya labor significaba la avaricia de la persona que desenvolvía dicho trabajo sin ningún escrúpulo y el único interés que podía tener era sólo la acumulación de dinero.

 

Viendo las dos lecturas de manera objetiva y siguiendo la línea profética del Antigua Testamento, estas dos actitudes, por una parte la adúltera y por el otro el avaro, expresan al hombre idólatra que puede realizar externamente cualquier labor cuando su corazón interiormente aspira a fines contrarios a aquello que realiza.

 

Tanto la primera lectura como el evangelio son una llamada radical a la conversión del corazón.  Por eso, Samuel en su primer libro ( 1Samuel 15,22) dice: “¿Acaso se complace Dios en los holocaustos y sacrificios como en la obediencia a su palabra?...Mejor es obedecer que sacrificar… Mejor la docilidad (de corazón) que la grasa de los carneros…”

 

Esta llamada de Leví está anunciando que el hombre, aun en una vida totalmente llena de maldad, perversidad, odio o vicios, si por la gracia de Dios escucha la buena noticia de Cristo Salvador, su vida radicalmente cambia.  Por eso se entiende con claridad lo que Jesús dice al final del evangelio: ”Misericordia quiero y no sacrificios” “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores”.

 

De esta manera, a través de este llamado del publicano, la Iglesia nos invita a abrirnos a la acción de Dios, a la llamada de Dios, y salir de una vida  de apariencia (como la adúltera que aparentemente ama y no hay nada dentro de sí, o como el publicano que aparentemente es fiel a su trabajo pero en el fondo labora para sí mismo)  Sólo por el poder de Cristo surge en nuestra vida la esperanza de que puede ser transformada.

 

Es aquí donde las dos lecturas de este domingo corroboran que la fe surge de este encuentro esperanzador y salvífico con el Cristo Salvador.  Dios nos llama de una realidad concreta para hacer en nosotros toda una historia de amor.

Pbro. Oscar Balcázar Balcázar
Rector Seminario Diocesano Corazon de Cristo
Diócesis del Callao - Perú