Solemnidad de Cristo Rey, Ciclo A

Autor:  Padre Oscar Balcázar Balcázar

 

 

Ez 34, 11-12. 15-17; Sal 22, 1-6;1Cor 15, 20-26. 28: Mt 25, 31 - 46


El juicio final

«"Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa a las ovejas de los cabritos.
Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: 'Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y acudisteis a mí.'
Entonces los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y acudimos a ti? Y el Rey les dirá: 'En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis. Entonces dirá también a los de su izquierda: 'Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces dirán también éstos: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?
Y él entonces responderá: 'En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo.'
E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»


El presente domingo celebra a Cristo Rey del universo. Con este título, la Iglesia nos está presentando no el final del tiempo litúrgico sino que Cristo es el principio y el culmen de la historia de la humanidad. Ese señorío de Cristo se manifiesta visiblemente con su encarnación. Cristo se hace uno con el hombre y participa de toda la realidad humana, de lo que Romano Guardini en su libro "El misterio de la cruz" dice: "El señorío de Cristo se contempla desde la cruz, pues es allí donde ha revelado y manifestado su señorío".
En este sentido, el señorío de Cristo no es un señorío que se pueda entender como aquél que posee o se le ha atribuido una categoría de gobierno; el señorío de Cristo es revelado en los evangelios, como el mismo San Pablo lo manifiesta: "...no he venido a ser servido sino a servir;...el buen pastor da la vida por sus ovejas...".
Por eso, la primera lectura del profeta Ezequiel revela al buen pastor que ha venido para buscar a la oveja perdida, para rescatar a aquéllos que estaban perdidos. Y, como lo había dicho el profeta, es el mismo Dios que en persona ha salido a buscarlos. Esto se ve en la respuesta de Jesús a Felipe: "...quien me ve a mí, ve al Padre...". Y lo que el mismo Cristo refiere a sus apóstoles: "...quien acoge a vosotros, me acoge a mí y quien me acoge a mí, acoge a aquél que me ha enviado..."
La soberanía de Cristo se caracteriza con el hecho de que toda su obra esta en función de darle al hombre el estado primigenio, es decir, ser imagen y semejanza de su Creador. Por eso, Cristo es el primogénito de la nueva creación. Él recrea la creación misma a través de su obra redentora. Cristo entra en la historia temporal de los hombres y la convierte en una historia de salvación que los conduce a la participación de la Eternidad.
La fiesta que celebramos nos debe llevar a reconocer no sólo a Cristo sino que, en Él, el hombre retorna a la comunión íntima con su Creador y, por consiguiente, al diseño con el cual Dios ha creado al hombre. Así lo manifiesta el evangelio de Mateo en el capítulo 5, versículo 16, cuando dice: "...y los hombres viendo vuestras buenas obras den gloria a vuestro Padre del Cielo..."
Por consiguiente, el hombre no es un proyecto en sí mismo que tiene que desarrollarse y perfeccionarse. En la medida en que el hombre se encuentre con Cristo, descubrirá no sólo su identidad sino su ser y el sentido de su vida.
De esta manera, la soberanía de Cristo Rey se basa en que, por Él, Dios ha destruido a la muerte, ha librado al hombre de toda esclavitud. Como el mismo Cristo le dice a Pedro: "...sobre esta fe edificaré mi Iglesia y las fuerzas de la muerte y del infierno no prevalecerán..."

Pbro. Oscar Balcazar Balcazar
Rector Seminario Diocesano "Corazon de Cristo"
Diócesis del Callao - Perú