Festividad de San Vicente Ferrer
Juan 16, 15-18

Autor: Pablo Cardona

Fuente: almudi.org (con permiso)  suscribirse

 

«Todo lo que tiene el Padre es mío. Por esto dije que recibe de lo mío y os lo anunciará. Dentro de un poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver. Sus discípulos se decían unos a otros : ¿Qué es esto que nos dice : dentro de un poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver, y me voy al Padre ? Decían pues : ¿Qué es esto que dice : dentro de un poco ? No sabemos lo que dice». (Juan 16, 15-18) 

Dos aspectos de su vida:

            1º. Espíritu contemplativo: Antes de predicar, meditaba la Palabra de Dios. Se pasaba mucho tiempo meditando esa palabra que iba a predicar.

            2º.Apostolado: Se consideraba como un servidor de la Palabra de Dios.

            Tuvo que enfrentarse con muchas dificultades: ambiente pagano y paganizante.

Tuvo también sus perseguidores.

            1º: San Vicente es ejemplo para nosotros de una vida cristiana coherente: unidad de vida.

            Con naturalidad y claridad, sin pararse ante los falsos escándalos o los respetos humanos, o el qué dirán, predicaba, decía las verdades.

            Los cristianos debemos contar con ambientes en que nos miren por encima del hombro, que no entiendan nuestro comportamiento cristiano.

            Tenemos que imitar a Jesucristo y a los que le siguieron, incluso dando la vida por Él si fuera necesario.

Actuar en nuestra vida con sinceridad y con todas las consecuencias.

            Es más cómodo y menos comprometido el adaptarse a las situaciones y estilos de vida paganizantes que dominan la sociedad.

Pero ya no podríamos decir que somos discípulos de Jesucristo.

            Los cristianos debemos rechazar el miedo de parecer chocante, si por vivir como discípulo de Cristo, nuestra conducta es mal interpretada o claramente rechazada.

            Quien escondiera su personalidad cristiana en medio de un ambiente de costumbres paganas y se doblegara por respetos humanos, se hace merecedor de aquellas palabras de Cristo: "El que me niegue delante de los hombres, Yo también le negaré delante de mi Padre que está en los Cielos".       

            Por lo tanto, preguntémonos: ¿Cómo es nuestro comportamiento entre los amigos, en el trabajo, en una reunión social?

¿Manifestamos con valentía y con naturalidad nuestra condición de hijos de Dios?

Hemos de tratar de vivir, con la ayuda de la gracia de Dios, una vida llena de convicciones cristianas profundas y firmes.

Y esto lo conseguiremos si procuramos vivir una profunda vida cristiana:

-frecuencia de sacramentos: confesión y comunión,        

-participación de la Santa Misa,

-lectura del Evangelio,

-mucha oración...

Esto es, llenarse de Dios para poder después transmitirlo a los demás.

            2º: En segundo lugar, quisiera pasar a otra actitud de San Vicente: El apostolado, que era fruto de su vida interior: "de la abundancia del corazón habla la boca".                                       

            En todos los ambientes debemos hacer el bien, comunicar la alegría de haber conocido a Cristo.

Sentir la necesidad de ganar almas para la Verdad, para Dios.

            El amor a Jesucristo nos debe llevar a una comunicación fecunda de lo que nosotros vivimos: hacer apostolado.

Y esto en todos los ambientes.

            Si encontramos obstáculos, incomprensiones o críticas injustas, le pediremos a Cristo su gracia para mantenernos tranquilos, tener paciencia, y no abandonar el apostolado.

            Cristo no siempre se encontró con personas buenas, de buena fe, al predicar el Evangelio. Y no por eso dejó de predicar y manifestar las maravillas del Reino de Dios.

            Los Apóstoles, al comenzar la Iglesia, y los primeros cristianos igual, también se encontraron con situaciones y ambientes que, al menos en un primer momento, rechazaron la doctrina salvadora que llevaban en su corazón. Y sin embargo, cambiaron el mundo.

Una prueba de lo que estoy diciendo aparece en los Hechos de los Apóstoles.

            Y uno de los fallos de hoy en día es la falta de formación cristiana.

Existe mucha ignorancia respecto de la moral, de los Sacramentos, de los Mandamientos, de las enseñanzas de la Iglesia.

            ¿Queremos superar todo esto?

¿Queremos superar el miedo de hacer apostolado?

            Voy a dar unas respuestas prácticas:

            1ª: Mucha vida interior:

-Oración.

-Frecuencia de Sacramentos: Confesión y comunión.

-Lectura del Evangelio.

-Lectura espiritual: "Catecismo de la Iglesia católica".

            2ª: Testimonio:

-Rectitud de intención.

-Que nos vean cristianos convencidos: coherencia de vida.

-Que no seamos cristianos de dos vidas.

-Que la vida cristiana que vivimos empape el resto  de la vida.

            3ª: Apostolado:

-Que seamos transmisores de lo que vivimos.

-Que la experiencia de la vida  interior la sepamos transmitir a los demás con nuestro testimonio, con nuestra palabra.

            No olvidemos lo que fue San Vicente: Primero oración, en segundo lugar apostolado.

Lo que vivía lo daba a los demás.

De Jesucristo se dice en el Evangelio: «Todo lo hizo bien».

Ojalá de nosotros también se pudiera decir lo mismo.

Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona.