San Marcos 9, 38-43. 45. 47-48

Autor: Pablo Cardona

Fuente: almudi.org (con permiso)  suscribirse

 

«Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno expulsando demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no viene con nosotros». Jesús contestó: «No se lo prohibáis, pues no hay nadie que haga un milagro en mi nombre y pueda a continuación hablar mal de mí: el que no está contra nosotros, está con nosotros. Y cualquiera que os dé de beber un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, en verdad os digo que no perderá su recompensa. Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino, de las que mueve un asno, y sea arrojado al mar.
Y si tu mano derecha te escanda liza, córtala: más te vale entrar manco en la Vida que con las dos manos ir al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie te escandaliza, córtatelo: más te vale entrar cojo en la Vida que con dos pies ser arrojado a la gehena del fuego inextinguible. Y si tu ojo te escandaliza, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que con los dos ojos ser arrojado al fuego del infierno, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga». (Marcos 9, 38-43,45. 47-48)

1º. Jesús, en el mundo hay muchos que actúan «en tu nombre», es decir, son cristianos y, sin embargo, no pertenecen a la Iglesia católica.

¿Cuál ha de ser mi postura ante los cristianos no católicos?

Hoy me enseñas a querer y respetar a todos los que te buscan con sincero corazón, pues «el que no está contra nosotros, está con nosotros».

Todos los cristianos, a pesar de las rupturas existentes, formamos una unidad y hemos de ser ejemplo de comprensión y amor para el resto de los hombres.

«Además, los que nacen hoy en las comunidades surgidas de tales rupturas y son instruidos en la fe de Cristo, no pueden ser acusados del pecado de la separación y la Iglesia católica los abraza con respeto y amor fraternos... Justificados por la fe en el bautismo, se han incorporado a Cristo; por tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos y son reconocidos con razón por los hijos de la Iglesia católica como hermanos en el Señor» (CEC-818).

Sin embargo, Tú has fundado Una sola Iglesia, que es Santa -por su origen, su fin, y sus medios para alcanzar la santidad: los sacramentos, Católica -que significa universal  y Apostólica -unida a los apóstoles y a sus sucesores los obispos, especialmente al Obispo de Roma, sucesor de Pedro: el Papa-.

Los cristianos que se han separado de tu Iglesia, aunque mantengan parte de la verdadera fe, no tienen los mismos medios y ayudas espirituales que tenemos los católicos.

Por ello es bueno rezar para que retornen de nuevo a tu Iglesia.

2º. «Chapoteas en las tentaciones, te pones en peligro, juegas con la vista y con la imaginación, charlas de... estupideces. -Y luego te asustas de que te asalten dudas, escrúpulos, confusiones, tristeza y desaliento.

Has de concederme que eres poco consecuente» Surco, 132).

«Y si tu ojo derecho te escandaliza, sácatelo».

Jesús, si tuviera que interpretar literalmente el Evangelio no sé qué sería de mí...

Por suerte, has dejado al Magisterio de la Iglesia la potestad de enseñar el sentido auténtico de las Escrituras.

Y la Iglesia me enseña que no se trata de arrancar los sentidos, sino de mantenerlos a raya, para que no caiga en la tentación.

«Chapoteas en las tentaciones».

Jesús, hoy me hablas precisamente contra esta conducta poco consecuente con mi vida de hijo de Dios.

Es la conducta típica del que se conforma con no hacer nada malo -ni tampoco nada bueno- y luego se excusa cuando cae en la tentación diciendo «yo no quería»...

Esa persona no quería pecar, pero tampoco quiso poner los medios para alejarse de las tentaciones.

Y por eso -si no cambia- merecerá el castigo propio de los que no te han sabido amar sobre todas las cosas.

Jesús, me alertas para que me tome en serio mi vida cristiana, para que no me conforme con «ir tirando», con andar en la cuerda floja, sino que me decida a amarte con obras y de verdad.

Sin embargo, no me dejas solo en esta lucha cristiana: cuento con tu gracia, especialmente con la que recibo en la Comunión y en la Confesión.

Esta meditación está tomada de: Una cita con Dios de Pablo Cardona. Tiempo ordinario. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona.