“Dios se fije en ti y te conceda la paz”.

Santa María, Madre de Dios, Ciclo C

Autor: Padre Pedro Crespo 

 

 

Tenemos varios motivos para reflexionar en este día:  comenzamos un año nuevo, celebramos la fiesta de Santa María, Madre de Dios y es la Jornada mundial de la Paz. 

Comenzamos un año nuevo con los mejores deseos para que se hagan realidad. Decimos bien lo que deseamos interiormente. Bien decimos; bendecimos. Le pedimos a Dios que nos bendiga al comenzar este año nuevo. La primera lectura nos presenta una formula preciosa de bendición: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz”. Así pues, bendecir y no maldecir, decir bien todo. Lo que Dios dice, acontece; ¡Qué sea él quien nos bendiga!.  

Dios nos bendice con su Hijo. Hoy es la octava de la Navidad. Recordamos que Jesús fue llevado a circuncidar, como dice al final el evangelio, y le pusieron por nombre “Yavé salva”: Jesús. La Navidad es la fiesta del Hijo: “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo”. Es el mayor don de Dios, signo de su misteriosa generosidad. Al darnos al Hijo nos lo da todo. En Jesús se nos regala Dios, por Jesús se derrama en nosotros su Espíritu, con Jesús nos envuelve la bondad y la misericordia de Dios. En el Hijo de Dios nos lo ha dado todo, ¿cómo no nos dará todo lo demás?. 

En esa bendición le pedimos, mirando el nacimiento, a través de san José, trabajo y protección; a través de María, ternura, guardar su palabra y decir que sí a sus planes; a través de Jesús, la gracia y la paz.

 

Hoy, en la octava de Navidad, la Iglesia sitúa la fiesta más antigua dedicada a María y, en realidad, la más importante: más que la Inmaculada o la Asunción, o cualquiera de las dedicadas a tal o cual advocación mariana de un lugar o una nación, la celebración primera y básica es la de hoy. Porque es la que nos presenta a María en aquello que para ella y para nosotros es más importante: María, Madre de Dios.

 

 Si en estos días recordamos que Dios ha nacido en la carne de un Niño, no olvidamos que ha sido gracias a la colaboración de una mujer, María, con los planes de Dios. El Espíritu Santo la cubrió con su sombra y ella fue siempre dócil a los impulsos del Espíritu. Ponemos desde el primer día del año a María como modelo de nuestro seguimiento de Jesucristo, ensalzamos de ella su maternidad y, como dice el Evangelio, su capacidad de acogida y de meditación, meditaba esas cosas, [la adoración de los pastores], guardándolas en su corazón. 

Y celebramos en este primer día del año la jornada mundial por la paz; la paz que se da cuando hay justicia, “la justicia y la paz se besan” [dice un salmo]; mientras existan injusticias a nuestro alrededor es muy difícil que pueda haber una auténtica paz. La paz  es reconciliación de los hombres entre sí y de todos con Dios. No es simple ausencia de conflictos, sino que es algo positivo, vivir reconciliado.  

La paz no es sólo don, sino tarea. Después de 2.006 años, la paz que trajo Cristo no se ha impuesto. ¿Cómo hablar de paz cuando existe tanta violencia? ¿Cómo hablar de paz cuando no acabamos de contar las víctimas de tanto genocidio, tanta guerra, tanto terrorismo, tantas masacres?. Y, por otra parte, ¿cómo hablar de paz mientras rivalicemos, nos envidiemos, nos ofendamos y no nos queramos?. La paz vendrá...

 

La paz vendrá (J. F. Moratiel): 

Si crees que la sonrisa es más fuerte que las armas,

Si crees en el poder de una mano tendida,

Si crees que lo que aúna a los hombres

  es más fuerte que lo que les separa,

Si crees que ser diferente es una riqueza y no un peligro,

Si sabes mirar a los otros con un poco de amor,

Si prefieres la esperanza a la sospecha,

Si estimas que debes dar el primer paso para acercarte al otro,

Si puedes alegrarte de la alegría de tu vecino,

Si la mirada de un niño puede, todavía, desarmar tu corazón,

          La paz vendrá.

Si la injusticia que padecen los otros te duele tanto

  como la  que tú sufres,

Si sabes aceptar que el otro te haga un servicio,

Si crees que el perdón va más allá de la venganza,

Si sabes cantar la alegría de los demás y danzar su fiesta,

Si puedes escuchar la desdicha que te hace perder tu tiempo

  y permanecer con la sonrisa en los labios,

Si sabes aceptar la crítica sin defenderte,

Si crees que los demás te pueden ayudar a cambiar,

Si no te escandaliza el Evangelio,

          La paz vendrá.

Si sabes escoger y aceptar un punto de vista distinto al tuyo,

Si no descargas tus culpas sobre los demás,

Si el otro es para ti ante todo un hermano,

Si la cólera es para ti debilidad, y no una prueba de fuerza,

Si prefieres el ser herido antes de hacer daño a nadie,

Si miras al pobre y al oprimido sin tenerte por un héroe,

Si crees que el amor es la única fuerza,

Si crees que la paz es posible,

         La paz vendrá. 

Que el Señor nos bendiga en este año 2.005,

Que María Madre de Dios nos acompañe en este año,

Que la paz esté presente en medio de nosotros en este año.