“Derechos para todos”.

Corpus Christi, Ciclo C.

Autor: Padre Pedro Crespo    

 

 

Celebramos la fiesta del Corpus Christi, la fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor, fiesta que está establecida en la Iglesia desde el siglo XIII. En este día se nos invita a venerar a Jesucristo presente en la eucaristía, y presente en el prójimo; por eso Cáritas celebra esta fiesta como el día de la caridad.  

Venerar la Eucaristía como presencia real de Jesucristo: 

Ø  Escuchamos en el evangelio un relato de la multiplicación de los panes y los peces, que es prefiguración de la eucaristía. Cristo se nos da en comida. 

Ø  En la segunda lectura podemos ver uno de los textos más antiguos que nos hablan de la Ultima Cena: Cristo entrega su cuerpo y derrama su sangre para la salvación del mundo. Deja establecido que se haga lo mismo en conmemoración suya. 

Ø  En la primera lectura se nos dice como el sacerdote y rey Melquisedec ofrece pan y vino. Melquisedec es un sacerdote - rey de la justicia - que anuncia la figura de Jesucristo. En el Antiguo Testamento hay dos clases de sacerdocio, el sacerdocio levítico: que es fiel cumplidor de las normas y de los sacrificios rituales de animales, y el sacerdocio eterno del orden de Melquisedec: que en vez de ofrecer sacrificios de animales se ofrece a sí mismo. La figura de este rey – sacerdote es el anuncio de un cambio importante en el sacerdocio del pueblo de Israel y de su culto. El cambio está en que para relacionarse con Dios no hay que darle cosas en sacrificio, sino la propia vida, la propia existencia. Esto es lo que hizo Jesucristo entregarse dando su cuerpo y derramando su sangre.  

Venerar al prójimo como presencia real de Jesucristo. 

Cristo está realmente presente en el pan y el vino de la Eucaristía; además también está presente en el prójimo, que es una eucaristía viviente. Para darle culto en la eucaristía hay que hacerlo también en el prójimo. Dice una canción: “comeremos de la mesa que nos dio el Señor, aprendiendo a compartir el mismo pan, pero luego en nuestro pueblo hay que comprobar si la mesa lleva a la fraternidad”. 

Cáritas celebra hoy el día de lsa caridad y hace, en su tarea, esa transposición o concreción del culto en la eucaristía al culto en el prójimo.  

A veces nos preguntamos qué podemos hacer, ¡pobres de nosotros!, para solucionar los grandes problemas que tiene el mundo. Vemos los graves problemas de la humanidad: hambre, guerras, pobrezas (económicas, personales, espirituales)... Y nos ponemos a mirar lo que nosotros podemos: esos problemas tienen una solución política, internacional, de las grandes potencias. Sin dejar a un lado esa poderosa razón, menospreciamos lo que nosotros podemos hacer a nivel individual  o como miembros de la parroquia o ciudadanos de nuestro pueblo: Tú no puedes solucionar los problemas del mundo entero, pero sí puedes hacer que esa persona encuentre salida a su situación. Mira a tu alrededor y no te costará trabajo descubrir la nuevas pobrezas de nuestro mundo.  

“Los derechos humanos son universales. Las oportunidades deberían serlo”. 

Cada año, desde Cáritas, se lanza una campaña para intentar concienciarnos de por dónde deben ir nuestras redes solidarias. Este año nos dicen que “los derechos humanos son universales; las oportunidades deben serlo”. Es un tema muy querido en la Iglesia. Desde el 10 de diciembre de 1.948, fecha en que se aceptaron los derechos humanos, la Iglesia se ha sentido muy vinculada a los mismos y ha visto reflejada gran parte de su labor en la defensa de estos derechos.

 

No es cuestión aquí de hacer un estudio ni una enumeración de los mismos; pero sí quiero destacar algunos para explicar este lema. Tenemos derecho al trabajo, a una vivienda digna, a la vida, a la educación... Estos derechos “son universales”; es decir, que cualquier persona por el hecho de ser persona goza de esos derechos, no son concesiones de su Estado. Sin embargo hay muchas personas que no tienen trabajo, no tienen vivienda, no se benefician de la educación, no tienen una vida digna o no se les reconoce su derecho a la vida. El Estado de una nación tiene el deber de velar para que los derechos humanos, que su Estado tiene aceptados, sean efectivos. ¿De qué vale adoptar los derechos en la Constitución de un país si el Gobierno no se preocupa de que todo el mundo tenga trabajo, vivienda, educación, vida digna...? El Gobierno de una nación trabajará por los derechos humanos en la medida en que coloque a todos sus ciudadanos en condiciones de tener las mismas oportunidades para gozar de esos derechos; lo que supondrá un plus de ayuda a los que están en condiciones más desfavorecidas. La organización mundial debe procurar esos derechos para todos: en Europa, en África, en Asia... Fíjate si es complejo entonces el tema, cuando conocemos situaciones en las que estos derechos no son reales por causas difíciles de erradicar; cuando hay cada vez más gente, por ejemplo, que vienen a Europa a buscar “sus” derechos. 

En este día de junio se resalta el derecho a la educación. “El derecho a la educación es una de las claves fundamentales del desarrollo. Para Cáritas, la educación es un factor de reducción de desigualdades y de contribución a la justicia social. Sin embargo en todo el mundo sigue existiendo un importante déficit de oportunidades educativas: unos 115 millones de niños, en su mayoría de África subsahariana y Asia meridional, no tienen acceso a una educación primaria básica.” (www.caritas.es) 

La fiesta de hoy nos invita a descubrir que el auténtico culto a Dios, a Jesucristo, a su Sagrada Presencia entre nosotros, a la Eucaristía, nos lo jugamos en el amor al prójimo. Es el prójimo el lugar de culto a Dios, la presencia real de Cristo. 

Cristo entregado por nosotros, su cuerpo repartido, su sangre derramada es para nosotros un móvil para hacernos Eucaristía con nuestro prójimo, para entregarnos a él.