Solemnidad. El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Ciclo C
San Lucas 9, 11-17: Corpus ChristiAutor: Padre Pedrojosé Ynaraja
Recuerdo que un gran médico y eminente cirujano, decía en una entrevista que le hicieron, que él, que le gustaba mucho la música, no acudía a conciertos, pues, debido a su dedicación profesional y vocacional, generalmente no tenía ánimos para acudir a escuchar música en directo, cuando llegaba la ocasión. Tenía él un buen equipo y se había reservado una habitación con buena acústica y, cuando disponía de tiempo y buen estado de ánimo, se entregaba al placer de escuchar una buena interpretación. Algo así podríamos decir de la celebración de hoy, mis queridos jóvenes lectores. El día y momento adecuado para contemplar la institución de la Eucaristía, es sin duda el Jueves Santo. Ahora bien aquel atardecer sublime, está demasiado pegado a los acontecimientos de la pasión, muerte y resurrección que le siguieron. Ha querido la Iglesia dedicar al tema un día que no desdibujen la celebración de otros misterios que, por otra parte, también le están implicados. Explicaros como se llegó a “inventar” la fiesta de hoy sería largo y no es cuestión de hacer ahora arqueología sagrada.
La Eucaristía es una celebración de la comunidad cristiana, su más peculiar
celebración. De manera que se dice “la Iglesia hace Eucaristía y la Eucaristía
hace Iglesia” . Pero no es una celebración de cantos, discursos y comunicados.
Es un festín cuyo momento álgido es el banquete. Hoy en día hay gente, mucha
gente, que pasa dificultades económicas y el invitarle a una suculenta comida
resulta un gran regalo. Otros tenemos suficientes medios para comer día
decentemente y buscamos celebraciones de otra índole. Me refiero a los niveles
espiritual y anímico. En estos dos ámbitos de la personalidad, siempre debemos
estar atentos a nuestra buena nutrición. Porque uno puede gozar de múltiples
entretenimientos o de selectas lectura, estar acompañado de aparentemente buenas
amistades y, no obstante, sentir gran hastío, que ni amigos ni psicólogos, son
capaces de satisfacer.
Si pertenecéis al grupo de los que pueden vivir holgadamente, estaréis de
acuerdo en que el hastío es un estado de ánimo frecuente. Se da entre nosotros
una epidemia de carencia de Esperanza, mucho más peligrosa que la más perniciosa
anemia.
Jesús lo sabía. Él mismo sentía con frecuencia hambre del Padre y nos cuentan
los evangelios que con frecuencia se levantaba temprano y se entregaba a la
oración. Era su comunión con el Padre y el Espíritu Santo. Reponía fuerzas,
cargaba las pilas, se diría en lenguaje de hoy, y se sentía entonces capaz de
llevar a cabo grandes proyectos, por ejemplo la elección de sus apóstoles.
Al cristiano le concedió la capacidad de poner en práctica una oración
semejante. No sé si os habéis dado cuenta de que nuestra plegaría es diferente
de la del que no conoce y no se siente unido a Jesús. De esto hablaremos otro
día. Pero si la oración cristiana y la proclamación de la Palabra, son alimentos
inmejorables del alma, quiso Él que nuestra suerte fuera aun mejor. Os he
contado lo anterior, para que entendáis, mis queridos jóvenes lectores, que
ciertas comunidades cristianas no celebran este banquete, que también llamamos
Santa Cena, con la fe de que en él se hace presente el Señor y nos ofrece su
Cuerpo y su Sangre como alimento y, no obstante esta carencia, tienen vida
espiritual. Pero nosotros Católicos y otras Iglesias, creemos que no es
suficiente la oración y la aceptación de su Palabra, así que celebramos, de
acuerdo con el precepto del Señor y no por capricho, la santa misa. La
celebramos y en ella comemos y bebemos el mejor alimento que pueda recibir el
hombre: su misma realidad humana.
Cada domingo es Corpus Christi, evidentemente, pero hoy lo contemplamos con más
serenidad. El Jueves Santo, como os decía, la reflexión ponía el acento en
Getsemaní y en el prendimiento.
La primera lectura narra un misterioso encuentro del patriarca Abraham con el
enigmático Melquisedec. ¿en qué consistió su proceder sacerdotal? Tal vez, fue
la simple acción de colocar sobre una roca, a manera de altar, pan y derramar
vino sobre él y ofrecer estos simples dones recibidos del Altísimo al mismo
Dios, como reconocimiento de su supremacía, agradecimiento del rescate de Lot su
sobrino, que había caído prisionero de unos reyezuelos y súplica de que
continuase siendo protegido por aquel que se había declarado su Amigo. No era
una ofrenda corriente, de aquí que sea recordada en otras dos ocasiones en el
texto bíblico, nueve veces (un salmo y la Carta a los Hebreos). Su gesto será un
anuncio de lo que sucederá después, cuando el mismo Maestro se ofrecerá en
supremo sacrificio, del que nos será posible participar gracias a unos signos
semejantes a los que utilizó este rey
Respecto a la segunda lectura, un escrito de Pablo dirigido a los cristianos de
Corinto, hay que señalar que es la más antigua narración escrita de la Santa
Cena.
El relato de la multiplicación de los panes y los peces, que puede chocar se lea
este día, pretende recordarnos que el Señor, cual buena madre, se da cuenta de
las necesidades de sus hijos, incluso antes de que ellos sean conscientes de su
necesidad. A aquellas gentes les proporcionó alimento para su cuerpo, a nosotros
nos ofrece nutrimento del espíritu y del alma.
Hoy que tanto se habla de la importancia de la alimentación, que tanto se
cacarea la dieta mediterránea y se elogian sus cualidades, debemos anunciar a
los decepcionados, a los amargados, a los abúlicos, a los débiles, a los
insatisfechos, a todos los que peregrinamos indecisos, que comulgar es
encontrarse íntimamente con Jesús que es camino, para aquellos que no saben como
y por donde conducir su vida. Que es verdad, para los que han errado y que es
vida para todos los que nos sentimos hambrientos o enfermos y deseamos continuar
nuestro futuro con Esperanza.
NOTA MARGINAL. El encuentro de Abraham con Melquisedec se dice fue al pie del
Monte de los Olivos, seguramente por aquello de que el Salem del que se dice era
rey, se identifica con Jerusalén. En la cima del Monte Tabor, próxima a la
basílica de la Transfiguración, hay una iglesia ortodoxa. En ella, según se
dice, se muestra el lugar de esta enigmática entrevista. Solo una vez la he
visto abierta y he podido entrar, pero no vi este señalado rincón.