II Domingo de Cuaresma, Ciclo C

San Lucas 9, 28-36: La Transfiguración de Jesús

Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia 

 

 

Evangelio según San Lucas 9, 28-36

 

Para recordar:

 

Siempre tenemos que aprovechar la Cuaresma para poder convertirnos; para poder escuchar con más atención; para poder sacrificarnos; para poder encontrarnos con Dios y retomar el camino del que, muchas veces en nuestra vida, nos hemos apartado

 

Evangelio de hoy: La Transfiguración de Jesús

 

Este domingo vemos la Transfiguración del Señor. Jesús se transfigura y aparecen con El las personas de Moisés y Elías ante Pedro, Juan y Santiago, los tres Apóstoles.

 

¿Qué significa esto? Significa que Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios, viene a cumplir una misión. Esto es tan importante, que tiene marcar toda la fuerza de nuestra Cuaresma: Cristo viene a resolver el NO que le había dicho el hombre a Dios. Cristo viene a quitarnos el pecado y todas sus consecuencias. Cristo, con su obediencia, viene a resolver la desobediencia del primer hombre, de Adán.

 

Cristo tiene conciencia plena de por qué está aquí y a qué viene. Y se encuentra con todo el cumplimiento del Antiguo Testamento: Moisés, aquel que liberó al pueblo judío de las garras de los egipcios; y Elías, el gran profeta de Dios.

 

Se aparece esta “voz”, que es el testimonio y que dice: “este es mi Hijo, el elegido, escúchenlo”. La transformación se da en un contexto de oración. Y la oración es el encuentro, el diálogo, la escucha y la respuesta de Dios que habla y que uno atentamente escucha y responde.

 

En la Cuaresma tenemos que favorecer, acentuar, hacernos de más tiempo, disponernos un poco más para rezar con mayor prolongación, con mayor serenidad. Es importantísimo que en este tiempo recemos para que podamos, a través de la fuerza del Dios que está vivo y que es vivo, transformarnos. Para que también podamos cumplir con nuestra misión.

 

El Hijo del Hombre tiene conciencia, y yo diría el cristiano, el bautizado, ustedes fieles que están leyendo esto, todos nosotros tenemos que ser fieles al bautismo. Al bautismo de hoy, a la historia de hoy, a las circunstancias de hoy, a la situación de hoy, que no podemos ser insípidos o que no podemos estar distraídos, o que no podemos mirar para otro lado.

 

Si queremos ser cristianos tenemos que tener la actitud de la escucha, la actitud de la oración, la actitud de la respuesta y la actitud del testimonio.

 

Que en esta Cuaresma podamos rezarlo para poder responderlo y para que podamos experimentar el gozo de que, la sola presencia de Dios, quiere transformar nuestra vida en una vida más límpida, más íntegra, más cristiana y más humana.

 

Les dejo mi bendición: + del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.