XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

San Mateo 13, 1- 9: Parábola del Sembrador

Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia 

 

 

Evangelio según San Mateo 13, 1- 9

 

Parábola del Sembrador

 

Queridos hermanos, hoy nos encontramos con esta parábola que tiene tanto significado para nosotros. Es la actitud de la Palabra de Dios, que es la semilla y que nos habla a cada uno de nosotros. Vemos el valor de la Palabra; la actitud que debemos tener ante ella; recibirla, escucharla; dejarla entrar en nuestra vida, en nuestro corazón, en nuestro ánimo, en nuestra alma.

 

Muchas veces no solemos escuchar. Hoy en día se dice que la sociedad más bien oye pero no escucha. Oye sonidos, ruidos, pero no es una actitud de escucha porque “no hay tiempo”, porque corremos permanentemente. Nos cuesta escuchar al otro, escuchar la realidad, escuchar los acontecimientos y también escuchar la Palabra de Dios.

 

Creo que hay que detenerse un poco, parar un poco, y tener esa actitud de verdadera aceptación y apertura, porque ante la Palabra todos tenemos que reaccionar. Algunos reaccionan con indiferencia, otros con rechazo, otros se olvidan y otros que la reciben, la aceptan y esa palabra fructifica.

 

En la parábola se explican los diferentes modos de recibir la Palabra: dice “cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron”, es decir que la semilla no entró en la tierra. Luego “otras cayeron en terreno pedregoso”, donde no había mucha tierra y como no era profunda las semillas se secaron por falta de humedad en la raíz. Dice también que “otras cayeron entre espinas y éstas al crecer las ahogaron”, aquí hace referencia a la vida cristiana de muchos que frente a las tribulaciones, a las tentaciones, los obstáculos, uno se queda ahogado y no produce frutos. Cuánta gente va a la Iglesia, se acerca un tiempito y después, por alguna dificultad o por alguna contrariedad, claudica, se aleja, se abandona, no persevera.

 

Y ahí está el tema: que uno tiene que vivir con responsabilidad. ¡Dios nos habla y tenemos que escuchar y responder! Si hay algo que no entendemos, tenemos que volver a Dios y preguntarle para poder entender. Como la actitud de la Virgen María que no entendía lo que le decía el Ángel y volvió a preguntarle a Dios: “¿cómo será esto, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?” y Ella vuelve y lo acepta. ¡Esta es la capacidad que debemos tener!

 

Si tenemos dificultades, si no entendemos, debemos iluminar la inteligencia y fortalecer la voluntad.

 

Estas cosas de la voluntad, de la palabra, de la inteligencia, ¡hay que tratarlas seriamente, para que prestemos verdadera atención a la Palabra de Dios!

 

¡Qué cosas Dios nos dice!

¡Qué cosas quiere decirnos!

¡Qué cosas yo debo hacer!

¡Qué cosas voy a responder!

 

Porque cuando uno escucha, se compromete. Pero si uno “oye” simplemente no se compromete y toma una postura superficial, una actitud de fugacidad, superficial y queda ahí nomás. El que tenga oídos que oiga.

 

Queridos hermanos:

¡Hay que hacerse cargo de nuestra vida, Dios nos la regaló!

¡Hay que hacerse cargo de nuestra fe, Dios nos la participó!

¡Hay que hacerse cargo de nuestra pertenencia al Pueblo Santo de  Dios, que es la Iglesia!

¡El que tenga oídos, que oiga!

 

Tenemos que ser verdaderos discípulos porque tenemos que escuchar bien para poder ser testigos, para poder ser misioneros, para poder ser sus enviados.

 

Le pedimos al Señor que nos dé fuerzas para escuchar con atención la Palabra de Dios, hacerla carne e iluminar y dar vida a los demás.

 

Les dejo mi bendición, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.