XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

San Mateo 14, 13-21: La primera multiplicación de los panes

Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia 

 

 

Evangelio según San Mateo 14, 13-21 

La primera multiplicación de los panes

El Evangelio de hoy nos recuerda el diálogo de Jesús con sus discípulos, en la primera multiplicación de los panes, que es el anticipo de la Eucaristía. Cristo nos da la Eucaristía, nos alimenta con su Cuerpo y con su Sangre, quita nuestros pecados, nos fortalece en la debilidad, nos sana y nos envía para ser sus discípulos y sus testigos. 

Hay algo muy importante: el tema de la comida, del alimento.

Toda persona tiene derecho a vivir.

Toda persona tiene derecho a crecer.

Toda persona tiene derecho a alimentarse.

A tener una vida digna, a la salud, a la educación y al trabajo. 

Son derechos inviolables que deben estar presentes en la vida de las personas y en la vida de nuestros pueblos. 

Pero también hay desequilibrio, porque hay pocos que tienen mucho y muchos que prácticamente no tienen nada. Es un tema real y concreto. 

Otro tema real es que a veces hay gente que permanece en la ignorancia; y los pueblos o las naciones que están súper desarrolladas también tienen una corresponsabilidad con aquellas naciones que son más pobres. Los del norte con respecto al sur, los del oeste con respecto al este, y así cada uno tiene que darse cuenta que lo que ha vivido y lo que posee, tiene distribuirlo en justicia y en solidaridad. 

Hay gente que a veces abusa sobre la pobreza de los demás y a veces los esclavizan, los hacen “clientes” para que, de alguna manera, estén presentes en algunos lugares, hagan número, aplaudan y participen; pero que muchas veces no se los respeta en su dignidad del trabajo. 

El trabajo a uno lo hace digno.

El trabajo es una honra. 

Por eso es importante procurar, especialmente los que tienen el poder y la decisión, que toda nuestra gente tenga trabajo para favorecer y fortalecer la cultura del mismo, la cultura del trabajo. 

Y también el alimento, que es esencial.

Sabemos perfectamente que si un niño no se alimenta bien, se compromete su futuro a través de su inteligencia, de su desarrollo. Los primeros años del niño marcan su futuro: si tienen una buena alimentación crecerán sanos; si no la tienen serán débiles de por vida. 

Hay que poner especial atención al tema del trabajo y los alimentos. Pero vale recordar que “no sólo de pan vive el hombre”, porque vive de algo más: la Palabra de Dios, que es Dios mismo que nos da su Palabra que alimenta el alma, y es muy importante darle lugar a esta preocupación para que tengamos un verdadero alimento sustancioso, profundo y que fortalezca nuestra vida. 

La Palabra de Dios nos ayuda a vivir con intensidad y más profundamente.

La Palabra de Dios es eterna, viene a nosotros para que tengamos vida y vida en abundancia. Demos lugar a la Palabra. Dios nos está hablando, escuchemos y respondamos con atención. El que escucha puede dar una buena respuesta. 

Pidamos al Señor que nos de su palabra para que nos alimente y nos potencie en todo lo que significa nuestra dignidad humana, como cristianos y como hermanos entre todos. Que este alimento sea para todos y no para algunos. Que la Palabra de Dios nos ilumine, nos sane y nos fortalezca. 

Les dejo mi bendición, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.