VI Domingo de Pascua, Ciclo B
San Juan 15, 9-17: Permanecer en el amor de Dios
Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia
Evangelio según San Juan 15, 9 - 17 (Ciclo B)
Permanecer en el amor de Dios
¡¡Qué testamento hermoso nos deja el Señor! Nos
comunica el amor de Dios: así como el Padre me amó, también Yo los he amado a
ustedes, y nos pone un mandamiento que es permanecer en su amor
Vivimos una vida tan atareada, tan extrovertida, tan agitada, tan preocupada, ¡y
tantas cosas!, pero hay algo no podemos olvidar: el amor de Dios en nosotros.
Esa es la síntesis. El secreto de la vida es que uno viva en el amor de Dios,
porque sin amor de Dios, nada tiene sentido; sin el amor de Dios todo es
oscuridad, ambigüedad y vacío.
Se nos ha participado
Se nos ha comunicado
Se nos ha llamado.
Se nos llamó a la Iglesia, se nos participó de ella. Estamos incorporados al
misterio de Cristo en al Iglesia. Ya somos discípulos, somos sus amigos. ¡Ni
esclavos, ni extranjeros, ni siervos, sino amigo!
Es el Señor quien nos ha elegido, por eso hay que tener confianza en que El no
se equivoca; confianza en que nos eligió y confianza en nuestra respuesta. En su
nombre, nosotros estamos llamados a dar frutos, y frutos en abundancia
El amor es lo más profundo de un ser humano. No me refiero, y no reduzcamos el
amor a la sensibilidad, a la emoción pasajera, ¡a tantas cosas! Me refiero a un
amor de convicción, a un amor no de ganas sino a un amor de VOLUNTAD. A un amor
donde un es capaz de guardar fielmente lo que Dios nos confía. Y dar la vida por
esa fidelidad al AMIGO que realmente asombra nuestra vida.
Nosotros, como cristianos, si reconocemos su presencia y la fuerza de su amor,
vamos a vivir con alegría, con coraje, con mucha fuerza y con mucho entusiasmo.
La alegría y la paz, que consiste en saber que somos importantes, que somos
amados por Cristo y la certeza de que también nosotros podemos y queremos
amarlo. ¡Qué cosa hermosa es poder amar al Señor!
El amor se puede enfriar, se puede debilitar, se puede perder. Pero como decía
San Agustín, cuida que tu vida no vaya a testimoniar en contra de tu palabra, es
decir que lo que se dice se debe hacer, lo que se vive se debe expresar, lo que
está adentro de uno mismo es lo que se debe comunicar.
Tarea hermosa para que vivamos una síntesis: el amor a Dios, el amor de Dios y
el amor a los hermanos hasta las últimas consecuencias. Él nos dio el ejemplo:
no hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Usted y yo queremos ser
amigos del Señor, si hacemos lo que Él nos manda.
¡Qué hermoso es ser cristiano!
¡Qué hermoso es pertenecer a la Iglesia, al Pueblo Santo de Dios!
Les dejo mi bendición en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.