Solemnidad: La Santísima Trinidad, Ciclo B
San Mateo 28,16-20: Santísima Trinidad, misterio de nuestra vida de fe por todosAutor: Monseñor Rubén Oscar Frassia
Evangelio según San Mateo
28, 16-20 (Ciclo B)
Evangelio: Santísima Trinidad,
misterio de nuestra vida de fe
Es el momento de la despedida del Señor Resucitado que dice
a sus discípulos, y a todos nosotros, lo que tenemos que hacer: cómo
tenemos que instruir, cómo tenemos que comunicar.
Hoy la Iglesia nos dice que tenemos que pensar y meternos
dentro de un misterio, el misterio de Cristo, que es el misterio de la Santísima
Trinidad. Y cómo podemos hablar de tres personas distintas y un solo Dios
verdadero: el Padre es Dios, Cristo el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios;
tres personas pero un solo Dios verdadero.
A través de Cristo conocemos la intimidad de Dios;
Cristo nos muestra el rostro del Padre;
Cristo obra como Hijo;
Cristo y el Padre obran en el Amor, que es el Espíritu.
Es un misterio que no es una cosa irracional o algo que no
tenga lógica, pero que de alguna manera se unen estas realidades y nosotros
entramos en un misterio extraordinario.
Lo propio del Padre es la Creación y el sostenimiento de esa
Creación es su providencia: el Padre crea, el Padre origina, el Padre engendra,
el Padre es Dios.
Cristo, que es el verbo, la Palabra, que se encarna en el
seno virginal de María, es el Enviado, es igual al Padre, cumple con la voluntad
del Padre y viene a cumplir su misión. Cristo es el Redentor, el que nos salva.
Cristo nos abre a esa relación con el Padre. Siendo verdadero Dios y verdadero
hombre, Cristo hace la voluntad del Padre. Y si Cristo hace la voluntad del
Padre, ¿quiénes somos nosotros para no hacer la voluntad del Padre?
¿Cómo tenemos que imitar a Cristo?
Estamos en este mundo para cumplir una misión.
Estamos en este mundo porque la vida se nos ha prestado.
Estamos en este mundo porque tenemos que dar signo y
testimonio; tenemos que buscar y hacer la voluntad del Padre.
Lo propio del Espíritu Santo es la santificación, la
divinización, donde la gracia de Dios viene y nos invade a todos con �olor a
Cristo�. Esa santidad de vida, esa unidad de vida, esa integración en la vida,
ese amor de Dios que nos santifica, que nos reviste, que nos ilumina, que nos
orienta.
El Espíritu Santo une lo que se dice y lo que se hace,
porque no puede haber diferencia entre lo que se dice y lo que se hace. Que el
Espíritu Santo santifique, unifique e integre nuestra vida.
Le pedimos a la Santísima Trinidad que por medio de Cristo
nos siga enseñando; que el Padre siga estando presente en nuestra vida para
llegar a la madurez y a la plenitud; que Cristo nos siga acompañando y nos de la
fuerza para que también nosotros, como Cristo, cumplamos su voluntad; que el
Espíritu Santo nos santifique, nos haga vivir la vocación suprema que es la
verdad, el amor, la caridad, la luz, la transparencia, la belleza.
Les dejo mi bendición y que tengan una Feliz Fiesta de la
Santísima Trinidad: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.