XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 6, 7-13: La misión del discípuloAutor: Monseñor Rubén Oscar Frassia
Evangelio según San Marcos 6, 7-13 (Ciclo B)
Evangelio: la misión del discípulo
Estamos ante el Evangelio de la elección y el envío. Dios nos envía a todos y
todos tenemos que afirmar que formamos parte del Pueblo de Dios, la Iglesia y
como tal estamos bautizados en Jesucristo. Y al estar bautizados en Jesucristo
todos tenemos capacidades que desarrollar. El bautizado, el cristiano, usted,
yo, es profeta, sacerdote y rey.
El profeta es aquel que tiene que anunciar, tiene que decir, tiene que comunicar
el nombre del Señor a los demás. El profeta reconoce que Dios está presente en
los acontecimientos de la vida. El profeta es el que anuncia porque Dios le da
el don y no porque es una invención humana. Es elegido de Dios sin ninguna otra
condición. El profeta siempre anuncia la verdad.
El sacerdote es puente, une dos extremos, conecta, comunica a Dios con los
hombres y los hombres entre sí con Dios. Y es rey porque, de alguna manera, es
libre y no está sometido a ningún tipo de esclavitud. Es señor y no es siervo.
El señor es libre, no esclavo.
Nosotros decimos que todo pecado que se mete en la vida de una persona,
provocándole una profunda debilidad, un vicio, un sometimiento, esclaviza porque
le impide ser lo que tiene que ser.
Si el hombre tiene que decir la verdad pero vive mintiendo, es esclavo de la
mentira. Si el hombre tiene que ser libre en cuanto a sus pasiones pero está
sometido a ellas, es esclavo de las pasiones. Si el hombre tiene que vivir en
equilibrio y en armonía sin embargo bebe, toma, se deja llevar por la bebida, es
esclavo de la bebida. Nosotros decimos que todo tipo de pecado, de alguna
manera, limita aquello que puede ser y no es.
El Señor nos envía a todos a anunciar el Evangelio a los demás; y en Aparecida,
Brasil, se nos anuncia a todos una Iglesia que es discípula en el Señor, que lo
escucha, pero que a la vez es misionera. Tiene que misionar y tiene que
anunciar.
Ustedes podrán decir ¡yo no soy sacerdote para ir a misionar!, ¡yo no soy
religiosa para ir a misionar! ¡No! Usted es cristiano, cristiana, y puede y debe
misionar
Les doy un ejemplo para misionar: en su casa, en su realidad, en su tiempo,
¿sabe cuánta gente enferma hay en los hospitales, que nadie los va a visitar?
¿Sabe cuánta gente enferma hay que necesitaría de alguien que lo ayude para
hacer un documento, un servicio? ¡Siempre, cuando uno quiere, puede ayudar,
puede servir y puede estar cerca!
Acérquese a la Pastoral de la Salud, a los hospitales a las parroquias, para
que, de alguna manera, un tiempo de su vida, de su semana, de su mes, pueda
hacer algo por los demás.
Esto es lo importante: si uno tiene amor se da cuenta que tiene contenido, tiene
mensaje y tiene algo que comunicar y transmitir. Pero si no tiene amor, no tiene
contenido, no tiene motivos para poder expresarlos. Es muy claro: si usted está
convencido, convencida, lo va a llevar a cabo. Pero si no está convencida, ¡si
no ama!, no va a encontrar nunca la manera de concretar una ayuda a los demás.
Usted también es discípula y misionera. Reciba este mensaje de parte de Dios y
de la Iglesia para que lo pueda hacer, para que trabaje en compañía y en unión
con los demás
Les dejo mi bendición en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.