Solemnidad: Todos los Santos
San Mateo 4, 25.5,12:
Dios quiere la santidad de los hombres

Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia 

 

Como siempre, la Palabra de Dios es extraordinaria. Dios nos comunica, nos irradia, su santidad y sobre Él reposa el espíritu de santidad. Dios viene a santificar a la humanidad, viene a establecer la comunión con los Santos. 

Los santos somos todos nosotros, los cristianos, los creyentes, las personas de buena voluntad. Es el espíritu de Dios que quiere habitar en nosotros para ayudarnos, para iluminarnos, para orientarnos, para purificarnos, para darnos ánimo y para seguir viviendo en este mundo entre luces y sombras, sabiendo que contamos con la Santidad de Dios. 

Dios es Santo.

Es inmortal.

Es absoluto.

Es todopoderoso.

El viene a nosotros y nos participa su gloria, su amor, su gracia y su Divinidad.

Cristo transmite su santidad a la Iglesia por medio de los sacramentos, que llevan al hombre a la vida de Dios.

La santidad, que es un don de Dios, no es el fruto del esfuerzo humano -que trata de alcanzar a Dios con su fuerza- también es una respuesta del hombre frente a la iniciativa divina.  

¡No hay belleza fuera de la verdad!

¡El fruto del amor nace del corazón interno de Dios!

¡Dios nos da su gracia y nos precede con su amor! 

Esa gracia viene a nosotros para que también podamos vivir con mayor dignidad, más humanamente y vivir en serio la vida cristiana. Dios nos hace santos y la santidad es posible pero también hay que trabajarla, hay que alimentarla, hay que responder y decidirse a ser santos. 

Usted, que lee esto; usted, persona joven o usted, persona mayor –que quizá en su vida se ha equivocado mucho-, recuerde que la ternura de Dios, su compasión y su amor, es algo extraordinario que no tiene tiempo; que tiene toda la paciencia del mundo. Pero Dios quiere que usted anhele esa santidad. 

¡Busque a Dios y verá que su vida será totalmente distinta!

¡Dios nos lleva a un compromiso con los hermanos, no a desentendernos de los hermanos!

Que todo lo que hagamos, lo hagamos sabiendo que tenemos una tarea y una misión: cumplir con su voluntad. “Sean perfectos como Dios Padre es perfecto”. Seamos cristianos siguiendo los criterios de Cristo. Seamos humanos siguiendo la humanidad de Cristo. 

¡Feliz día de todos los Santos! ¡Feliz día de todos ustedes! Les dejo mi bendición, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén