Solemnidad de la Santísimo Cuerpo y la Sangre de Cristo
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana 

Lectura del Evangelio según San Lucas 9:11-17

 En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar a la gente del Reino de Dios, y devolvió la salud a los que necesitaban curación. El día comenzaba a declinar. Los Doce se acercaron para decirle: “Despide a la gente. Que vayan a las aldeas y pueblecitos de los alrededores en busca de alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario”. Jesús les contestó: “denles ustedes mismos de comer”. Ellos dijeron: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que fuéramos nosotros mismos a comprar alimento para todo este gentío”. Porque había unos cinco mil hombres. Pero Jesús dijo a sus discípulos: “Háganlos sentarse en grupos de cincuenta”. Así hicieron los discípulos, y todos se sentaron. Levantó los ojos al cielo, dijo la bendición, los partió y se los entregó a sus discípulos para que se los distribuyeran a la gente. Todos comieron cuanto quisieron y se recogieron doce canastos de sobras.

Comentario breve:

Esta lectura contiene gestos realizados por Jesús que hoy asociamos con la Eucaristía: “Tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo dió a sus discípulos”. En la última cena, Jesús compartió con sus amigos el “Pan de Vida”; en esta escena, instruye a sus discípulos a que ellos alimenten a la multitud. Cuando Lucas escribió su Evangelio (80-85 A.D.), el gesto de Jesús alimentando a la multitud tenía un doble mensaje: 1) La Eucaristía era una fuente inagotable de alimento; 2) los líderes de las comunidades tenían la responsabilidad de alimentar al pueblo, especialmente con la prédica y la Eucaristía.

Este ritual también nos recuerda que, en el Padre Nuestro, pedimos el pan cotidiano; le rogamos a Dios que nos dé lo que necesitamos para poder seguir trabajando por el Reino. Nosotros también somos enviados hoy a alimentar a los que tienen hambre corporal y espiritual.

Tres ideas importantes de la lectura:

  • Todo pan que se comparte solidariamente se multiplica por el poder de Dios.

  • Jesús tenía una fe firme en Dios Padre, y por eso ordenó repartir los escasos alimentos.

  • Las palabras de Jesús a sus discípulos se nos dicen hoy a nosotros: “¡Denles ustedes de comer!”

Para la reflexión:

  • ¿Cómo vivo el sentido eucarístico de mi vida: ofrecerme en servicio a Dios y a los demás?

  • ¿Cómo puedo “alimentar” a los que están cansados y decaídos a mi alrededor? ¿Qué estoy haciendo por ellos?